Nombrar el cuerpo. La fortuna de ser una mujer queer a los 50

Autora: María Mínguez Arias.

Madrid-Barcelona: Egales, 2022.

 

 

Imelda Martín Junquera

imelda.martin@unileon.es  

Universidad de León - España

 

 

Recibido:  15-12-2022

Aceptado: 10-04-2023

 

El ejercicio literario que realiza María Mínguez Arias en Nombrar el cuerpo demuestra cómo la convivencia con una misma, con nuestro pasado, presente y futuro siempre supone una oportunidad para conocernos como mujeres de una manera más íntima. Mínguez reflexiona en 2020, en el momento de cumplir 50 años, sobre el concepto de la aceptación personal. En primer lugar, acepta ser mujer, queer, hija y escritora. Además, integra la fórmula que ha encontrado para manejar de forma satisfactoria su doble nacionalidad estadounidense y española: se convierte en una nepantlera siguiendo el modelo de la gran Gloria Anzaldúa. Reconoce como suya esa vivencia entre dos mundos, en el espacio intermedio en el que convergen y se transforman las experiencias recogidas en los otros dos. De hecho, la publicación ha visto la luz en España con la editorial Egales con la que ya publicara Patricia sigue aquí en 2018 y en Estados Unidos con El BeiSmAn Press.

Una María de 50 años rememora en segunda instancia los acontecimientos fundamentales que han acarreado las decisiones conscientes de su vida, las que no vienen condicionadas por su nacimiento, como la de convertirse en madre o la más controvertida si acaso de todo su recorrido vital: abandonar el aula de la facultad en tiempos estudiantiles ante el exabrupto irrepetible del catedrático machista justificando violaciones en tiempos de la guerra de los Balcanes. Ahí, la María estudiante de Periodismo no solo se ausenta de la facultad, sino que no permite que el “incidente” empañe la obra. El capítulo se presenta íntegramente en notas al pie, marginales, por la negativa consciente de la autora de conceder protagonismo al profesor. La intención de utilizar este recurso literario, sin embargo, no consiste en restar importancia a la acción, más bien al contrario, resaltarla se antoja necesario, corroborar cuánto hemos sufrido las mujeres los atentados machistas en situaciones de indefensión y sometimiento frente al poder heteropatriarcal.

Entre los episodios autobiográficos desfila la historia de España y de Estados Unidos durante el último cuarto del siglo XX y los inicios del siglo XXI con la autora como testigo de excepción. Las luchas por los derechos de la comunidad LGTBIQA+ y los efectos en su propia vecindad y escuela de sus hijes de la victoria de la Proposición de ley 8 en contra del matrimonio entre parejas del mismo sexo en California en 2008 se narran con apasionamiento y garra reivindicativa, aunque también con la distancia que le aporta más de una década después la aceptación del trauma sufrido tras la derrota.

Inspirada por el ejemplo de Anzaldúa en su lucha contra su mala salud, la autora se resiste a que el síncope vasovagal se haga dueño de su cuerpo y se reconcilia con las respuestas de éste que trunca sus aspiraciones en el balonmano. Posteriormente, identifica sus temblores con la falla de San Andrés situada precisamente en California donde vive y reconoce, también como Anzaldúa, a las mujeres de su vida, a sus comadres, no como sus pilares fundamentales, sino como sus catedrales. Presenta María en estas páginas la sororidad como sostén físico, emocional y psicológico llevada hasta las últimas consecuencias.

La estructura de la obra responde a un intento de organizar su mente y sus recuerdos tras la parada obligada del COVID en 2020. No se escapa este virus y sus consecuencias de las reflexiones de nuestra María Mínguez Arias. La pandemia le permite replantearse prioridades y dar voz a su maternaje: “Creo que ha llegado la hora de que dejemos de maternar de incógnito” (109) y nombrarlo, incluirlo en nuestros curricula laborales con orgullo, porque es un trabajo árduo y para el que nunca se está preparada. Insiste la autora en que “la pandemia ha reventado el fondo del armario laboral por las juntas y el mundo entero ha sido testigo por zoom del caos y de lo imposible que le supone a la mujer trabajadora maternar y cumplir con sus responsabilidades profesionales sin apoyos estructurales y/o el compromiso de la pareja (si la hubiera) de co-criar a los hijes” (109).

En cuanto a su estilo literario, María Mínguez Arias se identifica con el “New Latino Boom”, esta corriente que ha surgido recientemente en Estados Unidos de escritores cuyo denominador común es la escritura en español frente a la tendencia masiva de la publicación en inglés de la industria editorial. La apuesta de escritoras latinoamericanas por esta lengua supone una nueva reivindicación identitaria, una revolución literaria sin precedentes en la que la experiencia de la emigración se combina con las posibilidades que ofrece el networking o entramado de redes, círculos y relaciones intelectuales entre escritores, editoriales y académicxs que ha dado el impulso definitivo a una nueva forma de escribir en español en Estados Unidos.

Concluye Nombrar el Cuerpo de forma poco convencional, entre un capítulo epistolar en el que nos sorprende una carta dirigida a sí misma por su propio cuerpo que sirve como reconciliación entre ambos, una colección de poesía que denomina “vertebral”, un recuento de parteaguas, metadata y un glosario antes del epílogo final que nos recuerda a sus lectores que no hay final en la pelea por la reconstrucción del equilibrio y la paz con nuestro cuerpo. Recurre María a la figura del nahual o tótem indígena para reivindicarse como loba a la manera de Clarissa Pinkola Estés en Mujeres que corren con los lobos, cuya influencia también se deja sentir en esta magistral combinación de experiencias, vivencias y géneros literarios que confluyen en un espacio de 180 páginas.

 

 

Bibliografía

 

 

Pinkola Estés, Clarissa (2000): Mujeres que corren con los lobos: Mitos y cuentos del arquetipo de la mujer salvaje. Barcelona: Vintage Español

 

Mínguez Arias, María (2022): Nombrar el cuerpo. Madrid-Barcelona: Egales.