Apuntes sobre un caso etnográfico concreto:

La casa de mujeres de Pamplona-Iruñeko Emakumeen Etxea

 

Notes on a specifc ethnographic case: The women’s house of Pamplona- Iruñeko Emakumeen Etxea

 

 

 

María Zapata Hidalgo

 

maria.zapata@ehu.eus  

 

Universidad del País Vasco – España

AFIT-Grupo de Investigación en Antropología Feminista

 

Recibido:   22-02-2023

Aceptado:  12-06-2023

 

 

Resumen

Las Casas de Mujeres vasco-navarras son un fenómeno poliédrico: todas las casas comparten algunos rasgos en común pero también ciertas características que las diferencian. En este artículo se recoge el caso concreto de la Casa de Mujeres de Pamplona-Iruñeko Emakumeen Etxea, que demuestra ciertas particularidades en cuanto a su capacidad para enredar agentes sociales. Primero se describen las relaciones entre la institución pública y el movimiento feminista. En segundo lugar, se analizan las relaciones entre diferentes actores del movimiento social, y en tercer lugar se describe la capacidad de la casa para atraer a personas no organizadas y/o politizadas hasta el momento. Un panorama de redes y alianzas en el que todavía existen ausencias, y donde se advierten los retos que tiene la casa en cuanto a la diversidad.

Palabras clave: antropología, feminismo, casa de mujeres, redes, movimiento social, políticas públicas.

 

Abstract

The Basque-Navarre Women's Houses are a multifaceted phenomenon: all the houses share some common features but also certain characteristics that differentiate them. In this article, the specific case of the Women's House of Pamplona-Iruñeko Emakumeen Etxea, which demonstrates certain particularities in terms of its capacity to entangle social agents, is presented. First, the relations between the public institution and the feminist movement are described. Secondly, the relations between different actors in the social movement are analyzed, and thirdly, the capacity of the house to attract hitherto unorganized and/or politicized people is described. A panorama of networks and alliances in which there are still absences, and where the challenges that the house faces in terms of diversity are noted.

Keywords: anthropology, feminism, women's house, networks, social movement, public policy.

1. Introducción

 

 

El movimiento feminista siempre ha tenido la necesidad de contar con espacios propios, lugares donde “reunirse, pensar, debatir, crear, divertirse juntas e incidir colectivamente sobre las desigualdades sociales” (Esteban, 2022: 1)[1]. Una inclinación que se da a nivel internacional y a nivel estatal. Pero es además fruto de un interés constante en el movimiento feminista y sus debates teóricos por el tema del espacio físico. Un atractivo por este tema que tiene que ver con su importancia para la configuración de la desigualdad de género, pero también por la importancia del espacio físico como vehículo para la resistencia (Esteban, 2022: 3)[2].

 

“Un campo temático en el que contamos con un capital amplio e interdisciplinar de investigación, y donde se están implementando proyectos aplicados, auspiciados en general por mujeres feministas que participan en distintas instituciones. Algunos ejes de acción/análisis son: la separación público/privado-doméstico (Rosaldo 1980; Pateman 1983; Murillo 2006), la relaciones entre geografía, espacio y género (García Ramón 1989; Sabaté, Rodríguez y Díaz 1995; McDowell 1999), el diseño y la planificación urbana (Hayden 1981; Del Valle 1997; Ciocoletto y Valdivia 2019), las políticas de vivienda y alojamiento (Austerberry y Watson 1981; Jarvis 2015; Mogollón y Fernández 2016), los espacios “del miedo” (Walkowitz 1995; Del Valle 1997; Hiria Kolektiboa 2010; Barjola 2018), o la recuperación de las “huellas de las mujeres” en la ciudad (Fernández 2015). A esto hay que añadir el inmenso trabajo realizado en torno a los espacios refugio o Casas de acogida para mujeres en situación de vulnerabilidad extrema, como es el caso de las mujeres maltratadas (véase a este respecto Krenkel y Moré 2017)” (Ibídem)[3].

 

Si nos fijamos en cómo se materializa esta necesidad de espacio físico, a nivel estatal resalta el caso de las Casas de Mujeres del del País Vasco donde este fenómeno tiene un fuerte arraigo local[4] y donde son muchas las iniciativas de este tipo. A día de hoy, hay quince casas abiertas en este territorio, y su influencia comienza a expandirse hacía la vecina Navarra, con la que se comparte una historia cultural y sociolingüística común, y donde muchas veces las fronteras entre comunidades quedan desdibujadas. En concreto, en Navarra ya son dos las Casas de Mujeres abiertas en los últimos cuatro años (Pamplona y Burlada) y se espera que haya nuevas aperturas.

Todos estos proyectos vascos-navarros comparten una única finalidad: convertirse en espacios para el empoderamiento feminista en el ámbito local. También actúan como herramienta para la visibilidad del propio movimiento feminista, generando encuentros que sirven de altavoz para las diferentes luchas y lugar de reunión de colectivos y de entrada para nuevas mujeres[5]. Además actúan como punto de confluencia entre la ciudadanía y la institución, pues siempre son lugares (al menos en el caso vasco-navarro y en lo sucedido hasta ahora) que se organizan bajo un modelo de cogestión, planteado de forma muy diversa dependiendo de cada caso, y donde suelen cohabitar personal técnico de las áreas y/o concejalías de igualdad, con mujeres que provienen del mundo asociativo o ciudadanas a título individual.

La investigación que ha dado lugar a los resultados compartidos en este artículo tenía por objetivo general realizar un estudio descriptivo sobre algunas las casas de mujeres vasco-navarras[6], prestando especial atención a los procesos de creación y de consolidación de las mimas. En concreto, se analizaron las relaciones entre la institución pública y los diferentes grupos locales feministas y de mujeres, intentado definir nuevas formas ciudadanas de activar y ejercer la política. Además, también se estudiaron las alianzas surgidas dentro del tejido asociativo y que se genera al rededor de estos proyectos, así como la diversidad interna de los mismos. Por último, se recogieron retos particulares de cada casa y fortalezas que las hacen únicas y que las diferencian entre ellas.

En este artículo, en concreto, se recoge la historia de la Casa de Mujeres de Pamplona-Iruñeko Emakumeen Etxea (CdMP-IEE). Cada casa tiene su propia particularidad y una historia que merece la pena ser contada, pero en esta ocasión se describe el caso de Pamplona por ser la primera de Navarra, además de contar con un gran alcance de acción al estar en la capital y la ciudad más poblada a nivel autonómico. Y más en detalle, de toda la información recogida durante la investigación, a continuación se hablará de las diferentes alianzas que se tejen o se deshilan al rededor de este espacio.

Primero, y después de una breve contextualización histórica sobre el surgimiento de la casa, se describen y analizan las relaciones entre la institución y el movimiento social, en este caso una parte del movimiento feminista. Relaciones que están marcadas por la distancia y la desconfianza, y que nos dan pista sobre como se encarnan las políticas públicas y la realidad social de la gobernanza. En segundo lugar se describen las alianzas generadas entre distintos actores del movimiento social y asociativo de la ciudad, y que están directamente enraizadas en la generación y sostenimiento de la CdMP-IEE. Relaciones que sobrepasan la vertiente institucional de proyecto y que muchas veces son generadas como respuesta a la amenaza sentida frente a la misma. En tercer lugar, y de manera breve, se describe como la CdMP-IEE se ha convertido en un espacio para el empoderamiento feminista de muchas mujeres que hasta el momento no se habían sentido cómodas con el feminismo o que no habían tenido oportunidad de acercarse al mismo.

Sin embargo, y como veremos al final, el alcance de la casa deja fuera a una parte de la ciudadanía, y aunque en ciertos sentidos es una casa diversa, hay otros ámbitos donde se podría hablar de homogeneidad y no inclusión. Ideas que también serán recogidas en el último alegato de conclusiones finales.

2. Metodología

 

 

Toda la información que aquí se recoge es parte de un estudio más amplio realizado por AFIT (Antropología Feminista Ikerketa Taldea-Grupo de Investigación en Antropología Feminista), asociado a la UPV/EHU (Universidad del País Vasco). Junto con el grupo de investigación, al que pertenece esta autora, llevamos varios años investigando el fenómeno de las Casas de Mujeres en el País Vasco y Navarra. Una labor que se ha desarrollado dentro de dos proyectos de investigación distintos. El primero lleva por título “Nuevas solidaridades, reciprocidades y alianzas: la emergencia de espacios colaborativos de participación política y redefinición de la ciudadanía”, y ha sido subvencionado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad español (MINECO-I+D+i, CSO2017-82903-R, 2018-2022).

El segundo, titulado “Komunitateak ehunduz Herri ekimenetatik (2018)” [Tejiendo comunidades desde iniciativas ciudadanas], se llevó a cabo en 2018, y fue patrocinado por la Diputación Foral de Gipuzkoa (programa Etorkizuna eraikiz) en convenio con el Vicerrectorado de Campus de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Además, esta misma investigación también ha sido financiada por un contrato directo por parte de la Diputación Foral de Gipuzkoa, para diseñar y ejecutar un proyecto titulado “Mugimendu feminista eta Emakumeen Etxeak: harremanak eta erronkak” [El movimiento feminista y las casas de las mujeres: relaciones y retos] ejecutado en 2021.

En estos años de investigación hemos llevado a cabo 43 entrevistas en profundidad, casi 300 horas de observación participante e incontables horas de análisis y registro de fuentes documentales y bibliográficas. En el período en que se realizó el estudio, se registró la existencia de ocho casas en la provincia vasca de Gipuzkoa, cinco en la de Bizkaia, una en la de Álava y otra más en Navarra. De todas ellas, se seleccionaron seis para un estudio más detallado, ubicadas en los siguientes municipios: Donsotia, Hernani, Errenteria, Basauri, Arrasate, y Pamplona.

Para el caso concreto de la CdMP-IEE, esta autora ha sido investigadora principal y el trabajo de campo se desarrolló durante el período 2019-2022. En total se han realizado siete entrevistas en profundidad a personas claves del proceso: dos técnicas del Ayuntamiento y cinco socias de la casa y de la Asociación Casa de Mujeres de Pamplona (CdMP)[7]. Esta autora también realizado decenas de horas de observación participante, como antropóloga investigadora, así como socia y activista de la CdMP-IEE y ciudadana de Pamplona durante los años de creación y puesta en marcha del proyecto.

Tanto las entrevistas como las observaciones han seguido un guion para recoger la información más importante teniendo en cuenta los objetivos principales de la investigación. En concreto, el interés se centra en nuevas formas de hacer política y en la implicación ciudadana en las mismas. Para describir estos fenómenos emergentes, se ha recogido experiencias y relatos que describen cómo son las relaciones entre la ciudadanía y las instituciones, cómo se tejen alianzas entre diferentes grupos y colectivos ciudadanos, cómo es la organización interna y cómo se gestiona la propia diversidad, y qué retos, fortalezas y dificultades han tenido hasta el momento.

Toda la información ha sido registrada en audio o en diarios de campo y analizada posteriormente con ayuda del programa Atlas.ti v8.

 

 

3. Breve historia del proyecto

 

 

La CdMP-IEE se inauguró el 1 de octubre del 2019 después de un proceso de construcción que duró casi dos años y que se puso en marcha por iniciativa del propio Ayuntamiento. Esta iniciativa municipal aparecía como acción en el III Plan para la Igualdad de Pamplona 2016-2022 y era además una promesa electoral del grupo político que entonces ocupaba la Concejalía de Igualdad. Por tanto, es la institución pública la que se encarga de activar el proceso, invitando a participar a las asociaciones y colectivos feministas y de mujeres de la ciudad. Esto ya supone una diferencia con otras casas, cuya creación es fruto de la reivindicación y la lucha del movimiento feminista local. Una cuestión que no es baladí y que marcará algunas diferencias, como veremos más adelante.

Sin embargo, ya desde las primeras reuniones en los primeros meses del año 2018, los colectivos y las asociaciones interesados en el proyecto toman el relevo y comienzan a ser las protagonistas más activas. Los primeros pasos, los que versan sobre imaginar y soñar con un nuevo espacio (físico y simbólico) para la ciudad, se dieron mediante un proceso participativo a mitad del 2018, financiado por el Ayuntamiento, pero demandado por este primer grupo de activistas interesadas.

A partir de este primer encuentro, se crea un grupo cohesionado y muy activo que decide, entre otras cosas, que quieren una CdMP-IEE cogestionada con el Ayuntamiento. Y a lo largo de estos años, se han dado numerosas negociaciones con la institución en las que se han tratado temas desde la selección de espacios, el acuerdo de un convenio de cogestión, o cómo organizar y qué incluir en las programaciones, hasta pactos para ajustar la realidad del proyecto a las normativas sanitarias que surgieron a raíz de la pandemia producida por la Covid-19. Una relación marcada por las dificultades, pero también por la comodidad y los encuentros, como iremos viendo.

Así es como nace y crece la primera CdMP-IEE, que sin embargo no es el primer espacio feminista que ha tenido la ciudad. Durante los años 2011-2017 estuvo abierto el Txoko Feminista, un espacio autogestionado por varios colectivos feministas de Pamplona, donde se organizaban eventos, reuniones y encuentros más informales para una parte del movimiento feminista de la ciudad, quizás para las más jóvenes y/o para el feminismo más autónomo. Este espacio se cerró por falta de relevo en la propia gestión y por agotamiento de las socias, bajando la persiana del único lugar propio que las feministas pamplonicas habían tenido hasta entonces.

Sin embargo, la CdMP-IEE no vino a sustituir al Txoko, sino a generar otro espacio con una forma de organización muy diferente y con un entramado social que también era muy distinto al que había tenido ese primer espacio feminista de la ciudad. Quizás las razones se deban a que la CdMP-IEE surge en un momento sociohistórico donde el feminismo comienza a ser masivo y oleadas de nuevas mujeres buscan espacios donde sentirse seguras y donde formarse y aprender colectivamente. Mujeres que hasta entonces no estaban en la red y que se acercan fácilmente a espacios más formales. Pero también, tienen que ver con un momento de cambio político, porque por primera vez, después de dos décadas de gobierno conservador de Unión del Pueblo Navarro en la ciudad, una coalición de izquierdas ocupa el poder en el Ayuntamiento y es entonces cuando desde la institución se impulsa el proyecto. Todo esto genera que surja un nuevo espacio en la ciudad bajo la forma de la cogestión y que acogerá a un sector del feminismo más cercano al ámbito institucional y de mediana edad.

La CdMP-IEE está ubicada en la calle Aoiz, en la zona del ensanche modernista de la ciudad. Una ubicación que responde a una búsqueda consciente por no reproducir el centralismo de la urbe, en este caso en el Casco Viejo, y por asegurar edificios y entramado urbanístico más accesible para la movilidad reducida. Sin embargo, también ha generado que, de momento, no sea un espacio demasiado visible para la ciudadanía y que la labor de comunicación sea algo muy importante para el proyecto. Es además, un espacio que se contempla como dinámico, por la posibilidad de crecer que ofrece el propio edificio, como diverso, porque cuenta con salas de usos múltiples e incluso con un jardín, y también como enredado, porque desde hace un año comparte ubicación con el Centro de Documentación y Biblioteca de la Fundación IPES[8].

No obstante, es difícil hacer una descripción precisa de lo que es la CdMP-IEE porque lleva poco tiempo abierta, pero sobre todo, porque la mayor parte de su vida ha sido durante la pandemia Covid-19, una situación sociohistórica muy excepcional que supuso una puesta en marcha del proyecto con normativa y lógicas sociales muy particulares, y que poco tienen que ver con lo que hubiera pasado en otro escenario de “normalidad”. Es a partir del segundo trimestre del 2022 que la programación de la casa comienza a ser presencial, que las aulas se abren sin aforos reducidos, que las socias se acercan al espacio sin miedo y que la sociedad, en general, retoma los ritmos habituales de socialización. Por tanto, lo que se presenta a continuación, son unas primeras ideas generales de lo que ha sido la puesta en marcha de la CdMP-IEE y de un primer recorrido muy marcado por el contexto sociosanitario de anormalidad.

 

 

4. Relaciones entre las instituciones y el movimiento social. La materialización de las políticas públicas[9]

 

 

Como ya he comentado, la CdMP-IEE fue impulsada por el Ayuntamiento de Pamplona en diciembre de 2017, y aunque la creación de la casa ya figuraba en el acuerdo programático del equipo de gobierno de entonces, una alianza de cuatro partidos progresistas (Aranzadi, EH-Bildu, Geroa Bai e Izquierda Unida), y también aparecía como actuación a futuro en el III Plan para la  Igualdad de Pamplona 2016-2022, fue la perseverancia de la entonces concejala de Igualdad la que puso en marcha el proyecto.

Desde la institución se hizo un primer llamamiento a las asociaciones de mujeres y asociaciones feministas de la ciudad que constaban en su listado de difusión, además de una campaña publicitaria en el transporte urbano y otros lugares públicos. Al primer encuentro, en diciembre del 2017, acudieron personas de diferentes asociaciones y colectivos feministas, pero en las siguientes reuniones y hasta día de hoy una parte del movimiento feminista de la ciudad no ha participado en el proyecto. Y aunque no se opone al mismo, no son parte de la organización ni usan la casa para sus actividades o reuniones. La razón principal es que no tienen la necesidad de un espacio propio, o al menos no como una prioridad, ya que existen otros lugares de la ciudad que ofrecen esas funciones. También se vive con cierta desconfianza el gran interés de la institución en el proyecto, tachando de oportunismo político la acción del Ayuntamiento y de imponer unos ritmos acelerados y poco respetuosos con los tiempos de la participación ciudadana. Tal y como señala una de las técnicas del Ayuntamiento: “Ahí se vieron y se manifestaron yo creo que desde el principio las habituales, pero que yo creo que también necesarias tensiones, entre lo que es el movimiento popular y la institución, porque existen unas desconfianzas previas por ambas partes” (Iratxe[10], 18-05-2022).

Sin embargo, hay otra parte del movimiento feminista que agradece la participación institucional en el proyecto, porque tras la experiencia con el anterior espacio, el Txoko Feminista, se había visto que las labores de gestión y sostenimiento económico de un local requerían demasiados esfuerzos, y también porque defienden que los recursos del Ayuntamiento deben ser para el interés y al servicio de la ciudadanía.

El grupo de activistas interesadas se consolidó y comenzaron a denominarse “Grupo Motor” (GM), después de unas jornadas participativas financiadas por el Ayuntamiento y dinamizadas por una entidad externa que tuvieron lugar los meses de abril, mayo y junio del 2018. En estas mismas jornadas también se decidió apostar por el modelo de cogestión (institución-ciudadanía) para la casa y se crearon las bases del proyecto. De hecho, una de las cuestiones acordadas entre todas las activistas fue mantener siempre una actitud apartidista y una interlocución directa con todos los partidos políticos, estuvieran o no en el equipo de gobierno, para evitar ser una herramienta del interés partidario del momento; una estrategia frente al “monstruo de la institución” (Asun, 01-05-2020).

Sin embargo, el juego político se hizo sentir desde un principio y se podrían señalar dos momentos claves. El primero de ellos fue durante el verano del 2018, cuando se hicieron evidentes las desavenencias internas del cuatripartito que entonces gobernaba en cuanto a los recursos que se quería destinar al proyecto. De hecho, como parte de estas disputas, la entonces concejala de Igualdad y primera impulsora del proyecto, fue destituida del cargo y la concejalía pasó a estar regida directamente por Alcaldía. Esta nueva situación supuso, en opinión de las participantes del GM, ciertos cambios en la implicación institucional en el proyecto. Por una parte se percibió un desinterés general, además de una pérdida de ventajas a la hora de decidir y escoger el espacio físico para el proyecto y un mayor conflicto con el tema del presupuesto a destinar. Según una de las participantes el proyecto dejó de interesar porque había sido otro partido el que había impulsado la creación, pero “se mantenían porque políticamente hubiera sido muy incorrecto no hacerlo” (Alba, 22-05-2020). Desde el GM se hicieron reuniones con otros partidos para ejercer presión, ya que se encontraron desde la jefatura de gobierno con muchas dudas sobre como se habían hecho las cosas hasta entonces, en cuanto a procesos y tiempos, y sintieron que se invalidaba o menospreciaba su trabajo hasta el momento. No obstante, la entonces Teniente Alcalde y nueva encargada del seguimiento del proyecto, se mostró siempre cordial y dispuesta a reunirse con el GM, defendiendo que aunque el organigrama institucional hubiera cambiado el proyecto de la CdMP-IEE era un acuerdo programático del actual gobierno y cambiaban las personas pero no los objetivos.

Esta anécdota muestra como el ejercicio de las políticas públicas supone siempre un plan de acción, es decir, ejemplifica lo que quiere conseguir el poder político (Shore, 2010: 32), en este caso materializado en el III Plan para la Igualdad de Pamplona 2016-2022. Sin embargo, este mismo plan rige la actuación de múltiples actores del gobierno municipal, y cada uno lo ejecuta a su modo y según su propia interpretación. En este caso, el partido de la coalición que regía la alcaldía de entonces prefirió no prestar tanta atención y recursos al proyecto de la CdMP-IEE, pese a que en su propio programa electoral se definía como una organización política con valores y objetivos feministas. Una vez más, podemos ver aquello que Bronislaw Malinowki (1926)[11] ya advertía sobre la labor en el análisis social: siempre hay que estar atentas/os a las diferencias entre lo que las personas piensan que hacen, lo que dicen que hacen y lo que verdaderamente hacen.

El segundo juego político donde se vieron envueltas las participantes del GM fue en las elecciones municipales de mayo del 2019, cuando el gobierno progresista cuatripartito fue relevado por un gobierno de ideología conservadora formado por la coalición electoral Navarra+. Un Ayuntamiento que rebaja la importancia de la Concejalía de Igualdad al rango de “especial”, subordinada dentro del Área de Cultura e Igualdad y ocupado por una persona con poca influencia y poder político. Una declaración de intenciones que se vivió como amenaza desde el GM. Sin embargo, estas mismas activistas sentían una cierta tranquilidad porque el convenio[12] ya estaba firmado y había un blindaje normativo y legal. Aunque, como advierten ellas mismas, actualmente no se quiere cerrar la casa pero sí que se intenta boicotear de otras formas menospreciando y poniendo en duda el buen trabajo de la Asociación CdMP (forma jurídica que tomó el GM), y de esta forma buscar estrategias que puedan invalidad el propio convenio y acabar así con el modelo de cogestión.

En general, tanto con el actual gobierno como con el anterior, sobre todo desde la destitución de la primera concejala de igualdad, las activistas implicadas en el proyecto han vivido y viven la relación con la institución como “muy tensa y desagradable” (Ana, 29-04-2022), o como “una pelea” (Asun, 01-05-2020). Una situación que invita a reflexionar sobre los puentes que deberían tejerse entre la ciudadanía y la institución que la representa, esa “zona de alianzas” que Shore (2010) describía al referirse a las políticas públicas.

De hecho, si acudimos al III Plan para la Igualdad de Pamplona 2016-2022, la creación de una Casa de Mujeres está enmarcada en un objetivo concreto: “Crear las condiciones para fortalecer el movimiento asociativo y feminista de la ciudad” (Ayuntamiento de Pamplona, 2016: 43). Y podríamos decir que en cierta manera se ha conseguido porque, ante la sensación de amenaza vivida por las socias de la  CdMP-IEE con la llegada del actual gobierno municipal, se articularon nuevas relaciones para hacer un frente común y parar el menosprecio institucional.

Pero dentro de la institución no sólo están los grupos políticos, también existen las y los profesionales, que son personal técnico al margen de los intereses partidarios del momento y con lógicas de trabajo y relacionales diferentes. En el caso concreto de la CdMP-IEE, hay dos tipos de personal técnico que participan en el proyecto: una técnica municipal del Área de Igualdad y una profesional contratada por una empresa externa que ofrece estos servicios al Ayuntamiento. Esta última trabajadora tiene diferentes funciones como: apertura y cierre del espacio, organización de la agenda o atención personalizada a los colectivos y entidades en el día a día. Tiene horario de tarde, de 17h a 21h, y su contratación depende de una empresa subcontratada por el propio Ayuntamiento de Pamplona. La persona que ocupa este puesto ha ido cambiando a lo largo del tiempo, y hasta el momento han sido cuatro trabajadoras diferentes las que han ocupado ese puesto.

En cuanto al personal técnico del Ayuntamiento, el propio Área de Igualdad se organiza internamente para que siempre haya una técnica dedicada a tareas de gestión y coordinación del proyecto. Sin embargo, también ha habido numerosos cambios del personal técnico municipal de referencia que, por diferentes motivos personales y laborales, han ido dejando el puesto siendo sustituidas por otra persona que a su vez también dejaba el cargo. En total, en el proyecto de la casa han participado cuatro técnicas diferentes del Ayuntamiento, y como una de ellas comenta:

 

“Los cambios siempre inciden de alguna forma y es verdad que esto nunca lo sabremos, porque esto nunca ha pasado así. Si hubiera estado la misma técnica todo el rato desde el principio pues se hubiera favorecido mucho más la interlocución. Porque siempre que se pasa por manos, pues hay información que se pierde, tenemos estilos diferentes de trabajar, a veces también las complicidades que se tejes no los las mismas… entonces pues sí que ha podido afectar negativamente” (Iratxe, 18-05-2022).

 

Además, la actual técnica municipal no es la definitiva, sino que es un traspaso temporal de responsabilidades dentro de la coordinación técnica del Área, por lo tanto, esta sucesión de cambios parece que seguirá repitiéndose. Y es además una técnica que dedica menos tiempo de su jornada laboral a las labores de la casa, bien porque está sobrecargada con otras tareas o bien porque la casa ya es un proyecto iniciado y por lo tanto que requiere menos esfuerzo, según comenta ella misma.

Por otro lado, en general la relación con el equipo técnico municipal se vive como cercana y amable, pero se destaca la mala experiencia con una profesional en concreto con la que se tuvieron muchos conflictos y tensiones, y que terminó siendo apercibida por el propio director del Área de Igualdad después de una queja formal desde la Asociación de CdMP. Una situación que las activistas definen como algo excepcional, pero que mermó fuerzas y que ha sido un desgaste para la propia casa. En contraste, a la actual técnica municipal se la presenta como una profesional con cierto aperturismo en temas infranqueables hasta el momento, como la negociación de presupuestos destinados a la casa y una mayor actitud al diálogo entre las diferentes partes de la cogestión. Esta nueva disposición parece aportar algo de esperanza o invita a pensar en una renovación en las relaciones con la institución, al menos con los agentes técnicos, y abre la puerta a una visión diferente de la gobernanza ciudadana.

 

 

5. Alianzas entre agentes sociales más allá de la institución. Espacios de encuentro y desencuentro

 

 

La CdMP-IEE no solo ha sido un nodo entre institución y movimiento social, sino que ha existido y existe por su relación con otros proyectos ciudadanos vecinos. En concreto, desde el comienzo de la casa ha habido mucha relación con Casas de Mujeres de otras localidades. Por ejemplo, con la Casa de Mujeres de Donosti/Donostiako Emakumeen Etxea hay una relación muy cercana, por su cercanía territorial y cultural, pero sobre todo porque ha sido un referente y ejemplo de modelo para la cogestión. De hecho, cuando surgían problemas en la negociación entre la institución y las activistas, éstas últimas siempre exponían el caso real de la casa de Donosti para reforzar sus peticiones.

Otro referente desde el principio ha sido la casa de Vitoria-Gazteiz, con la que se han creado alianzas y relaciones de apoyo. Tal y como comenta la técnica del Ayuntamiento de Pamplona que estuvo en las fases iniciales del proyecto:

 

“Estaban llevando a cabo un proceso parecido, como casi a la par. Vamos, que nos llevaban como un par de meses de adelanto. Entonces, eso también nos venía muy bien, porque estaban como referentes. Además, una ciudad de un tamaño similar. Entonces, desde Gasteiz nos indicaron un poco los pasos que ellas habían dado y en qué punto estaban” (Carol, 03-06-2020).

 

Y a su vez, la CdMP-IEE ha apoyado a la reciente Casa de Mujeres de Burlada a establecer los cimientos para su creación. Estos ejemplos etnográficos invitan a pensar en una red informal de Casa de Mujeres vasco-navarras, que no sólo se apoyan entre ellas para el surgimiento de las mismas, sino que también comparten posteriormente recursos. Por ejemplo, se puede ver como en las programaciones de las diferentes casas muchas veces se ofrecen las mismas actividades. Yo misma he sido invitada a realizar talleres o dar charlas en varias casas porque la responsable de otra me había recomendado. Además, también es una red que actúa si alguna de las casas se siente amenazada, compartiendo recursos o simplemente mostrando apoyo.

Otro tema de interés sobre las alianzas, más allá de la relación entre casas, es el encuentro entre personas y asociaciones feministas y de mujeres que ha tenido lugar en la CdMP-IEE. Ya desde el principio, y en las primeras jornadas participativas que hubo en la fase de creación, se creó un espacio de encuentro y relación que hoy en día pervive y que mantiene la casa. Estas jornadas se dieron a lo largo de varias sesiones donde acudieron 70 mujeres y 26 colectivos y asociaciones feministas y de mujeres y “muchas de nosotras no nos conocíamos, ni nos habíamos visto siquiera en algunos eventos que habían organizado desde el movimiento de mujeres de Iruñerria[13], ni siquiera ahí habíamos coincidido. Y bueno, se creó un vínculo muy potente entre nosotras” (Asun, 01-05-2020).

Pero además de este grupo más consolidado y central en el proceso, hay otras muchas feministas y mujeres que han mostrado su apoyo al proyecto en diferentes momentos de crisis, haciendo una red de alianzas extensa y con diferentes intensidades. Sin embargo, siempre se recuerda que hay una parte del movimiento feminista que no está participando en la casa, pese a que se intenta tejer estas alianzas hablando con personas concretas, buscando apoyo desde los lazos afectivos y las relaciones ya existentes, además de invitaciones más formales por mail. Pero aún quedan ausencias muy notorias como son los colectivos feministas autónomos. 

Por otra parte, y desde que la casa está abierta, se están creando nuevas alianzas con el movimiento feminista en general. Por ejemplo, la rueda de prensa del 25N se ha realizado en la casa algún año, o desde la coordinadora del 8M se ha invitado a la casa a participar de las asambleas como un agente más. También en el último año han aumentado mucho las solicitudes del espacio por parte de asociaciones que, como índica una de las técnicas: “no son necesariamente feministas, pero que sí que plantean entre sus ejes transversales la igualdad, y se están interesando tanto por el proyecto Casa de las Mujeres como un lugar donde poder desarrollar una de sus actividades” (Iratxe, 18-05-2022).

En cuanto a estas alianzas de los feminismos con el proyecto, y viceversa, una de las activistas expresa su deseo de que la casa se convierta en un espacio que aglutine a los diferentes colectivos de la ciudad, “una especie de coordinadora” (Alba, 22-05-2020), que sirva para dar una visibilidad más global al feminismo de la ciudad. En este sentido, otra de las participantes recuerda que desde la casa:

 

“No podemos ser tampoco altavoz, ni hacernos eco de todos los acontecimientos. Ya hay asociaciones currando específicamente para actuar y están preparadas; éstas ya tienen los protocolos y son plataformas preparadas y con muchos años, como para meternos ahora a competir. Lo que tenemos que hacer es estar abiertas a que estas asociaciones tengan en la casa también su sede y su punto de acción” (Ana, 29-04-2022).

 

Y por último, otra de los cambios importantes que ha tenido la casa es que la Fundación lPES mudó su sede al mismo edificio en el verano del 2020, una entidad con un gran recorrido y prestigio en la ciudad y que ha servido para que muchas personas que no conocían la casa se acerquen por primera vez. Además, desde hace una década, IPES organiza la Escuela de Feminismos, un espacio formativo de varios meses y que actualmente se imparte en el local de la casa. Esta formación es la puerta de entrada para muchas personas, en su mayoría mujeres, que hasta el momento no estaban politizadas, pero que van tomando conciencia de las desigualdades de género y al terminar la formación se quedan habitando la casa de diferentes modos. Una particularidad de la casa que se verá con más detalle en el siguiente apartado.

 

 

6. Un espacio de acogida para nuevas feministas. La casa y su relación con la ciudadanía no organizada

 

 

La CdMP-IEE tiene aún un recorrido corto pero se han convertido en un lugar especial por su capacidad para generar redes entre mujeres y no solo entre colectivos feministas. Algo que se define como

 

“Una potencialidad específica de la casa porque muchas veces cuando se hacen proyectos en torno al feminismo, normalmente suelen acudir mujeres que previamente ya se identifican con este movimiento o están asociadas. Y en la casa muchas de las mujeres que se han acercado, incluso muchas de las que están asociadas en la Asociación Casa de las Mujeres, lo han hecho a título individual. Entonces, a mí eso me parece que es muy chulo porque la casa es el único espacio que tenemos. Eso son redes también, porque a veces no solo tenemos redes entre movimientos, sino redes entre mujeres. Y entonces eso sí que es verdad que es una cosa que lo está consiguiendo la casa. Las mujeres se acercan a la casa muchas veces inicialmente porque quiere participar en una actividad concreta, pero luego ya muchas se vinculan al proyecto, comienzan a hacer ellas nuevas propuestas… A mí eso me parece… Bueno era uno de los objetivos que tenía la casa cuando hablamos del empoderamiento de las mujeres” (Iratxe, 18-05-2022).

 

Sobre esta cuestión, en los comienzos del proyecto se discutió si usar el término “feminista” en la definición y difusión de la propia casa y alguna persona decía “si hablamos solo de feministas habrá mujeres que no se van a acercar ¿no? Que no se van a atrever, o que no se van a acercar, que van a poner el prejuicio de la etiqueta por delante” (Alba, 22-05-2020). Sin embargo se decidió mantener el apelativo de feminista porque todas las activistas del GM así se sentían y como una apuesta por romper barreras. Una decisión que se ha convertido en una herramienta para la politización y para seguir creciendo en colectivo:

 

“Hay mujeres que se acercan por su situación personal-individual o del tipo que sea, que no se consideran feministas pero que de repente pueden encontrar un espacio en el que poder hablar sus problemas y que en el intercambio de ideas entiendan que lo que les pasa no es ni algo individual, ni algo personal, ni algo que tal, sino que es parte de un sistema” (Alba, 22-05-2020).

 

Una particularidad de la casa que es reconocida por todo el movimiento feminista de la ciudad, incluso por aquellos colectivos y asociaciones que no han querido formar parte del proyecto. Sin embargo, la casa aún tiene nuevos retos, como saltar las fronteras municipales y convertirse en un proyecto de referencia para pueblos cercanos. Un deseo expresado por algunas técnicas y activistas pero que necesitaría del apoyo institucional para tener los recursos y la fuerza necesaria.

 

 

7. La diversidad dentro de un único espacio. Fortalezas y retos

 

 

Hasta ahora hemos hablado de todas las alianzas posibles: las que se dan entre la institución y el movimiento social, las que se dan entre diferentes actores del movimiento social y las que aparecen entre la casa y la ciudadanía no organizada.

Sin embargo, esta madeja de relaciones y protagonistas no es una fiel representación de la realidad social de Pamplona. En este sentido, es muy interesante ver como describen las socias y técnicas municipales la propia diversidad de la CdMP-IEE.

Un primer eje que ya se ha comentado, pero que merece de nuevo mención, es la propia diversidad dentro del feminismo. En el proyecto no participan colectivos del movimiento feminista más autónomo y son muchos más frecuentes las asociaciones y colectivos del feminismo más institucional. Por otro lado, también ha habido desencuentro entre las feministas que habitan la casa por temas conflictivos dentro del propio movimiento feminista, como es el debate sobre la prostitución. Esta cuestión supuso un momento de inflexión muy fuerte porque hubo una pugna de poder por ocupar los puestos de representación de la Junta de la Asociación por parte de sectores abolicionistas, lo que se vivió como una posible amenaza a la convivencia y diversidad de la casa por parte de otras socias. Esta situación término en varios meses de conflicto hasta que se pudo solucionar el mismo por medio de varias estrategias, como acudir al servicio municipal de mediación o presentar candidaturas para la Junta conformadas por personas ajenas al debate.

Otro eje de la de diversidad es un mayor o menor nivel de politización. Por una parte encontramos feministas con muchos años de experiencia en el entorno asociativo y/o con formación académica en teoría y práctica feminista y de género. Y por otro lado hay mujeres que no se definen como feministas, o al menos, no desde su primera entrada. Pero poco a poco se van politizando y haciéndose eco de la lucha por la desigualdad de género.

En cuanto a la edad, la mayoría de personas que pasan por la casa tienen entre 35 y 65 años, según datos recogidos por la profesional que está contratada en el espacio por las tardes. Sobre esta cuestión todas las entrevistadas comentan que se echa de menos a las jóvenes porque son grandes ausentes en la casa. Para cambiar esta situación se han programado actividades dirigidas a un público más joven o se han realizado charlas informativas en la universidad. Sin embargo, a día de hoy es un vacío en la diversidad del espacio.

También hay mucha ausencia de mujeres racializadas, que según se comenta, participaron al principio del proyecto pero poco a poco han ido disminuyendo su presencia. Otra  de las socias señala que:

 

“Vienen como usuarias, vienen de las asociaciones y la propia interseccionalidad de las mismas, pero yo no veo que haya una programación que las visibilice por sí mismas. Tener un encuentro de mujeres racializadas sí, pero lo hace el Ayuntamiento porque no hay. Pero por sí mismas no, y eso demuestra muchas cosas, suelen tener una dificultad y no sabemos cómo solventar la dificultad de acceso o de medios. […] O sea, que sean las protagonistas de la actividad ¿Me entiendes? No un encuentro para hablar de tu vivencia, sino que yo soy la protagonista y desde el yo organizo y cuento esta actividad” (Ana, 29-04-2022).

 

En cuanto a las personas con diversidad funcional, desde un principio se tuvo en cuenta las características físicas del edificio, adaptándolo a todo tipo de movilidad cuando se hicieron las obras antes de abrir la casa. Pero además, fue una de las razones por las que se eligió ese edificio en concreto, porque está en una zona de la ciudad con buen acceso en transporte público. Sobre esta cuestión, una de las técnicas municipales comenta que el momento de la elección del edificio fue tenso y hubo discrepancias entre las dos partes del proyecto, ya que desde la Asociación se solicitaban espacios más céntricos. Sin embargo, según comenta la técnica, el Ayuntamiento terminó por ceder este espacio en concreto después de consultar con una asociación de personas con movilidad reducida que advirtieron de varios inconvenientes importantes del barrio céntrico de Pamplona: el suelo de adoquines y una red de transporte público que se queda a las afueras del barrio y que no entra por sus calles.

Otro eje de diversidad es el tema del bilingüismo euskera-castellano dentro del espacio. A este respecto las entrevistadas señalan que se cumple todas las normativas municipales y autonómicas de uso del euskera en la difusión y comunicación formal, pero que la realidad social y relacional del espacio es castellanoparlante en su gran mayoría. Sobre esta cuestión, una de las socias comenta que, aunque se intenta potenciar el uso del euskera programando actividades en esa lengua, muchas veces se han tenido que suspender por falta de asistentes. Sin embargo, esta falta de diversidad sociolingüística de la casa no parece ser una fuente de conflicto: 

 

“Entiendo que hay que preservar las diferentes culturas, las diferentes lenguas y tal, pero también entiendo que en sitios como éste donde no todo el mundo tiene la oportunidad de poder hablar euskera, no haya que imponer en las reuniones el euskera. Entonces bueno, pues en las cuestiones divulgativas se hace bilingüe, pero las presenciales pues no. Y para mí en concreto no es ningún conflicto, pero entiendo que para otras mujeres pueda ser un conflicto. Y eso quizás es algo que también nos puede separar en algún momento. De momento no ha habido tampoco solicitudes de que se hagan las cosas en euskera o que se hagan bilingües [refiriéndose a los espacios más informales]” (Alba, 22-05-2020).

 

En cuanto a la diversidad sexual y de género las socias hablan de una pluralidad de identidades y orientaciones dentro del espacio. Por ejemplo, hay varios colectivos y asociaciones que usan la Casa para realizar actividades dirigidas al colectivo LGTBIQ+ y que son precisamente donde más público joven aparece. Además, la propia Junta Directiva de la Asociación está conformada por varias personas que pertenecen a alguno de estos colectivos y en los estatutos de la Asociación se establece que: “a la Asociación podrá pertenecer cualquier mujer que quiera ser parte de ella, que se “lea mujer” y que acepte los estatutos de la Asociación” (Estatutos Asociación CdMP). A este respecto, Naizen[14] comenzó en la primavera del 2022 a organizar charlas y actividades para la visibilización de las identidades trans, rompiendo así con barreras que se encuentran hoy día en algunos feminismos. Y actualmente una persona de este colectivo forma parte de la nueva Junta elegida en noviembre del 2022.

Pero al margen de la diversidad sexual y de género, hemos visto como en la casa hay ciertas dificultades para representar al total de mujeres de la ciudad, y el sujeto mayoritario es una mujer blanca, de mediana edad, castellanoparlante y más cercana al feminismo institucional. Sin embargo, todo el mundo señala que al principio del proyecto, cuando se estaba creando los cimientos de la casa, hubo más diversidad en la participación, pero poco a poco fueron llegando las ausencias.

 

“Todas estas mujeres con familias o mujeres que tienen cuidados, pues igual sí que venían a las reuniones, pero venían y se tenían que ir. Eso sí que lo hemos vivido. Y luego, por ejemplo, pues igual mujeres migrantes que en los horarios de nuestras reuniones están trabajando, pues ellas se podían incorporar más tarde ¿no? Pero igual nosotras poníamos otros horarios. Y luego pues mujeres también que no estaban en el ámbito del asociacionismo, que todo esto les viene como muy nuevo y que necesitan como mucho más tiempo para digerir esto, que necesitan más tiempo para conocer el proyecto bien” (Carmen, 23-04-2020).

Podríamos entonces pensar que adaptar los horarios a los tiempos de cuidados (formales e informales) podría ser una estrategia para crear un espacio más inclusivo. También se propone programar las actividades para las jóvenes en fin de semana que es cuando menos carga lectiva tienen. Por otro lado, además del cambio de horario, se señala el handicap de la ubicación de la casa en un barrio que no es céntrico, lo que supone menos visibilidad en general y una barrera psicológica para muchas personas de los movimientos sociales de la ciudad, acostumbradas a reunirse en el Casco Viejo. Para paliar esta dificultad, se propone hacer una mayor difusión de la casa y su programación haciendo un uso más eficiente y llamativo en la web del Ayuntamiento que actualmente es “muy pobre” (Ana, 22-05-2022) y también hacer uso de otros medios de difusión públicos y privados.

 

 

8. Conclusiones

 

 

Las Casas de Mujeres son un fenómeno vasco-navarro con una genealogía internacional, pero con ciertas particularidades locales. En concreto, la CdMP-IEE es un proyecto con un recorrido corto, debido a la situación sociosanitaria que hemos vivido en los últimos años, y sin embargo ya ha vivido obstáculos y logros a celebrar. Pero es sobre todo un lugar donde diferentes agentes sociales confluyen, enredándose entre ellos, para bien o para mal, y donde surgen afinidades y desencuentros que marcan la esencia del proyecto.

Por una parte, la relación de la institución con el movimiento social es clave para la casa, de hecho esta alianza es la semilla de la que germina el espacio. Sin embargo, desde el primer momento ha sido un vínculo marcado por la desconfianza entre ambas partes y por el oportunismo y el aprovechamiento para el propio beneficio. Una situación de desencuentro que obliga a pensar en la lejanía entre las instituciones y la ciudadanía, y en la incoherencia que esto supone con nuestras propias definiciones de democracia y participación ciudadana.

Por otro lado, la casa supone un nodo más en la red informal de casas vasco-navarras que existe, sin ser nombrada como tal, pero que podemos percibir en acciones concretas. Además, la casa también es un lugar donde se enredan diferentes sectores del feminismo de la ciudad y otros proyectos que trabajan por erradicar las desigualdades y violencias de género.

La casa también es un lugar de llegada para muchas mujeres que no estaban organizadas hasta el momento. Una característica que convierte a la CdMP-IEE en un proyecto particular en cuanto a su capacidad para atraer y para politizar, en un momento en el que el feminismo se está “popularizando” y del que forman parte cada vez más personas.

Sin embargo, esta capacidad de atracción y de participación de la casa no es uniforme, o no llega a toda la diferencia de la realidad pamplonesa. En este sentido, las personas que mayormente participan y usan la casa son mujeres cis, blancas, entre 35 y 65 años, castellanopartalante y más cercana al feminismo institucional. Una homogeneidad que no es total, pero que advierte de los próximos retos a los que se enfrenta este proyecto.

Bibliografía

 

 

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Walkowitz, Judith (1995): La ciudad de las pasiones terribles. Narraciones sobre peligro sexual en el Londres victoriano. Madrid: Cátedra.

 



[1] La traduccin es nuestra.

[2] La traduccin es nuestra.

[3] La traduccin es nuestra.

[4] Para una revisión en profundidad sobre la historia y las justificaciones socioculturales del caso vasco en relación a las Casas de Mujeres, ver Mari Luz Esteban (2022).

[5] Quiero hacer explícito que al usar el término mujer/mujeres pretendo incluir toda la diversidad existente que aglutina esta categoría de género, tanto mujeres cis como trans, y cualesquiera que sea su orientación sexual.

Para una explicación más detallada sobre el grupo de investigación y la población estudiada ver el apartado sobre Metodología.

[7] La Asociación CdMP es la entidad que se creó desde el movimiento feminista para poder representar legalmente al mismo en las negociaciones y normativa de cogestión con la institución.

8 La Fundación IPES es un referente en la ciudad pamplonica con más de veinte años de recorrido, y “tiene como objetivo la extensión cultural, la docencia, la investigación, el asesoramiento, el desarrollo y mantenimiento de su Centro de Documentación especializado en género, mujeres y feminismos, todo ello desde una perspectiva de género y defensa de los derechos humanos”. Extraído de https://fundacionipes.org/quienes-somos/ [10/06/2023].

[9] Agradezco a Ixone Fernández de Labastida su asesoramiento para el análisis de este tipo de relaciones.

[10] Los nombres de todas las personas informantes son ficticios.

[11] Citado en Cris Shore (2010: 35).

[12] El convenio es el marco normativo en el que se establece usos del espacio, condiciones del mismo, horarios, deberes de cada parte (institución y Asociación CdMP), formas de organización interna, duración del propio convenio, etc.

[13] Iruñerria es una palabra en euskera que se refiere a la demarcación territorial del municipio de Pamplona.

[14] Asociación de familiares de menores transexuales de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra.