Desigualdades de género en educación y su impacto económico:
un análisis cuantitativo global
Gender inequalities
in education and their economic impact: a global quantitative analysis
Sara
Ouali Fernández |
Universidad de León - España |
Recibido: 29-02-2024
Aceptado: 20-05-2024
Resumen
Teniendo en cuenta la influencia que la brecha de género educativa puede
tener en el crecimiento económico de los países, esta investigación pretende
estudiar este impacto, así como la evolución en los últimos años y la situación
actual de las desigualdades de género en educación. Para ello, se realiza un
análisis cuantitativo de estas inequidades, y una estimación, a través del
método de los mínimos cuadrados generalizados, del impacto de la educación en
la tasa de crecimiento del PIB. Los resultados muestran que la brecha de género
en educación secundaria sigue siendo notable en los países de ingreso bajo e
indican un impacto negativo en la economía de las barreras que limitan a las
mujeres el acceso al mercado laboral.
Palabras clave: brecha de género
educativa, género, educación, crecimiento económico.
Abstract
Taking into consideration the
influence that educational gender gap could have on the economic growth of
countries, this research aims to study this impact, as well as the evolution in
recent years and the current situation of gender inequalities in education. To
achieve this, a quantitative analysis of these inequities is conducted, and an
estimation, using the method of generalized least squares, of the impact of
education on the GDP growth rate is performed. The results show that the gender
gap in secondary education remains significant in low-income countries and
indicate a negative impact on the economy due to barriers limiting women's
access to the labor market.
Keywords: educational gender gap, gender,
education, economic growth.
Las desigualdades de género se sitúan entre las formas
de desigualdad más enraizadas a nivel mundial. El hecho de que estas
diferencias afecten al 50% de la población del planeta convierte a las
disparidades de género en un gran bache para el crecimiento económico.
A la hora de evaluar las desigualdades de género, es
importante distinguir entre las capacidades básicas y las capacidades
aumentadas. Amartya Sen
(1982) define capacidad básica como “la capacidad de satisfacer determinados
funcionamientos elementales y cruciales hasta determinados niveles”. Es decir,
son las capacidades referidas a la libertad para decidir sobre cuestiones
referidas a privaciones graves o sobre la propia supervivencia. Ejemplos de
capacidades básicas serían la supervivencia en la primera infancia, la
enseñanza primaria, el acceso a tecnología básica o la resiliencia frente a
crisis recurrentes, mientras que entre las capacidades aumentadas se
encontrarían el acceso a una atención de la salud de calidad en todos los
niveles, una educación de alta calidad, el acceso a nuevas tecnologías y la
resiliencia frente a crisis desconocidas.
A lo largo del siglo XX se pudo observar una
considerable mejora en la reducción de las desigualdades de género en los
logros básicos, sin embargo, en la actualidad la igualdad sigue teniendo cuestiones pendientes, sobre todo en lo
referido a las capacidades aumentadas que posibilitan la alteración de las
relaciones de poder y la mejora de las capacidades de actuación.
El impacto de la desigualdad de género en el
crecimiento económico ha sido analizado por numerosos autores. Cuberes y Teignier-Baqué (2012)
establecen varios canales a través de los cuales una mayor igualdad tendría un
impacto favorable en los resultados económicos: el aumento del coste de
oportunidad de no trabajar para las mujeres, que podría ser consecuencia de la
complementariedad entre el capital y el trabajo femenino o del aumento de los
rendimientos de la educación, los derechos de propiedad sobre los rendimientos
del capital humano femenino, el progreso tecnológico en bienes para el hogar o
la importancia de proporcionar una buena educación a las madres a la hora de
dar la oportunidad de adquirir altos niveles de capital humano a sus hijas e
hijos.
Hashim, Zehra y Rasheed (2021) y Juhásová, Buleca, Tóth y Mirdala (2023) también afirman el impacto positivo que
tendría la igualdad de género en la economía. Hashim,
Zehra y Rasheed (2021)
analizan la relación entre estas dos variables para Pakistán, y muestra un
impacto negativo y significativo en el corto plazo de la desigualdad de género
en el crecimiento económico, concluyendo la necesidad de garantizar la
participación sostenible de las mujeres en todos los ámbitos de la vida para
favorecer este crecimiento. Por su parte, Juhásová, Buleca, Tóth y Mirdala (2023), en su análisis para los miembros de la
Unión Europea, encuentran un impacto positivo sobre el PIB del empleo femenino
y del índice de igualdad, y destacan la importancia de no olvidar la igualdad
de oportunidades y las desigualdades de género en el esfuerzo por lograr un
rápido crecimiento, ya que estas inequidades pueden profundizarse en todos los
ámbitos y, en última instancia, acabar perjudicando la evolución económica.
Blackden, Canagarajah,
Klasen, y Lawson (2006)
afirman que la desigualdad de género afecta al crecimiento económico al tener
un impacto negativo en la acumulación de activos y factores de productividad.
Más específicamente, los autores argumentan que la desigualdad de género en la
educación daña el desempeño económico por la exclusión de las mujeres altamente
cualificadas y la restricción artificial de talentos. Esto desemboca comúnmente
en una situación en la que el rendimiento marginal de educar a las niñas es
superior al de educar a los niños, lo que indica una asignación ineficiente de
la escolarización. Otro costo de limitar la educación femenina es la reducción
del capital humano de la próxima generación, debido a que la educación de las
mujeres reduce significativamente la mortalidad infantil y la fertilidad.
La desigualdad de género educativa es, por tanto, otro
de los canales a través de los cuáles la desigualdad afecta al crecimiento
económico, y sigue estando presente en la mayoría de los países del mundo. Las
disparidades se manifiestan primero en las familias de las niñas en la cuestión
de la educación como derecho humano, y más tarde en el respeto de la capacidad
de actuación de la mujer a la hora de tomar la decisión de estudiar y elegir su
campo. Las normas sociales también pueden definir el nivel educativo que puede
alcanzar una niña, o los estudios que decide cursar. Incluso cuando las mujeres
han recibido la misma educación que los varones, la desigualdad presenta otras
consecuencias que disminuyen las posibilidades de que más adelante accedan a puestos
de poder y sean partícipes en la toma de decisiones (Informe de Desarrollo
Humano, 2019).
Pese a los avances en algunos países con respecto a
las tasas de matriculación, se continúan observando grandes disparidades en los
resultados del aprendizaje y la calidad educativa. Incluso entre la población
infantil que asisten a la escuela aparecen a edades muy tempranas factores que
determinarán la elección de profesión. Las niñas tienen una probabilidad menor
de estudiar ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; los niños, por su
parte, son minoría en los estudios relacionados con la salud y la educación
(OCDE, 2017).
Por su parte, el efecto favorable de la educación,
tanto de mujeres como hombres, en el crecimiento económico también ha sido
ampliamente estudiado. Ejemplos de trabajos que encuentran una relación
positiva de la educación en el crecimiento son Krueger
y Lindahl (2001), que concluyen un impacto positivo
de la educación global en el crecimiento, y añaden que los países que mejoren
sus sistemas educativos son más proclives a efectuar simultáneamente cambios en
otras políticas que aumenten el crecimiento, y Knowles
(2001), que además destacan la importancia de la educación femenina en el
aumento de la productividad laboral.
En contraposición con estos estudios, que analizan la
cantidad de educación (medida en años o nivel educativo), muchas
investigaciones reclaman la mayor importancia de la calidad educativa. Barro
(1991) encuentra una relación negativa entre la ratio profesorado-estudiante y
el crecimiento económico, lo que concuerda con la idea de que, a más
estudiantes por profesorado, peor calidad educativa y peor capital humano
inicial, que desemboca en un menor crecimiento. Hanunshek
y Kimko (2000) determinan que las puntuaciones en
exámenes internacionales, indicador de la calidad educativa, importan más que
los años de escolarización para el subsiguiente crecimiento económico.
Habibi y Zabardast
(2020) estudian cómo la educación y las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) afectan al crecimiento económico analizando diez países del
Medio Este y veinticuatro de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos. Sus resultados indican que, en países con mejor acceso a
la educación, las TIC tienen un impacto positivo mayor en el crecimiento
económico, lo que sugiere que la educación es indispensable para que el acceso
a las nuevas tecnologías genere un valor económico, estando este resultado en
línea con el encontrado por Donou-Adonsou (2019).
2. Objetivos
Bajo estas premisas, en este trabajo se plantea un
objetivo general del que se desprendan tres objetivos específicos
2.1. Objetivo general
El objetivo general de este trabajo es analizar la
relación entre las desigualdades de género en la educación y el crecimiento
económico a nivel mundial, con el fin de identificar las implicaciones de estas
disparidades en el desarrollo económico de los países y proponer medidas para
promover la igualdad de género en el ámbito educativo y económico.
·
Explorar y analizar
detalladamente la trayectoria
histórica de las desigualdades
de género en el ámbito educativo a nivel mundial, investigando tanto las tendencias
recientes como los cambios a lo largo del tiempo.
Este objetivo busca proporcionar una comprensión
profunda de la evolución de las inequidades
educativas entre hombres y mujeres,
identificando patrones, determinantes y posibles causas de estas disparidades a lo largo de los años.
·
Investigar de manera
exhaustiva el impacto de la
brecha de género en la educación en el crecimiento económico de los países, mediante un análisis cuantitativo riguroso que permita evaluar la relación entre la participación desigual de hombres y mujeres en la educación y las tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Este objetivo tiene como propósito
proporcionar evidencia empírica sólida sobre cómo las desigualdades de género en la educación pueden afectar el desarrollo económico de las naciones, destacando la importancia de abordar estas disparidades para lograr un crecimiento económico sostenible e inclusivo.
·
Identificar posibles
mecanismos y factores subyacentes que contribuyan a la persistencia de la brecha de género en la educación
y su impacto en el crecimiento económico, mediante un análisis detallado de variables socioeconómicas, culturales y políticas. Este objetivo busca profundizar en la comprensión de los determinantes estructurales y contextuales que perpetúan las desigualdades de género en el ámbito educativo,
así como en sus implicaciones para la economía global.
3. Metodología
Respecto a la metodología desarrollada para este
trabajo, en primer lugar, se ha llevado cabo un análisis cuantitativo de la
evolución de las desigualdades de género educativas entre los años 2000 a 2022
(en determinadas variables el análisis ha tenido que finalizar en 2020 por la
indisponibilidad de datos) para cuatro grupos de países: países de ingreso alto,
países de ingreso mediano alto, países de ingreso mediano bajo y países de
ingreso bajo. Los países se incorporan a uno u otro grupo según la
clasificación realizada cada año por el Banco Mundial según los niveles de
ingreso (Banco Mundial, 2024). El ingreso es medido a través del Producto
Interior Bruto por habitante, en dólares estadounidenses, convirtiendo las
monedas nacionales a esta divisa utilizando el método Atlas del Banco Mundial.
Las diferencias entre hombres y mujeres se analizan
para todas las etapas educativas: preprimaria, primaria, secundaria y
terciaria. Las variables seleccionadas para evaluar la inequidad son las tasas
de inscripción o matrícula en cada una de estas etapas, desagregadas por
género, obteniendo los datos de la base del Banco Mundial.
Inscripción escolar femenina en nivel preprimario e inscripción escolar masculina en nivel preprimario: la tasa bruta de matriculación es la ratio
entre el total de matrículas (independientemente de la edad de la persona
matriculada) y el grupo de edad que corresponde oficialmente al nivel de
educación estudiado. En este caso, la educación preescolar se refiere a
programas en la etapa inicial de instrucción organizada, diseñados
principalmente para introducir a la población infantil en un entorno de tipo
escolar y servir de puente entre el hogar y la escuela.
Inscripción escolar femenina en nivel primario e
inscripción escolar masculina en nivel primario: tasa bruta de matriculación en
la etapa primaria. La educación primaria es aquella que proporciona a las
herramientas básicas de lectura, escritura y matemáticas, así como un
entendimiento elemental de asignaturas como historia, geografía, ciencias
naturales, ciencias sociales, arte y música.
Inscripción escolar femenina en nivel secundario e inscripción
escolar masculina en nivel secundario: La educación secundaria completa la
educación básica que comienza en el nivel primario y tiene como objetivo sentar
las bases para el aprendizaje permanente y el desarrollo humano, ofreciendo una
instrucción más orientada a materias o habilidades con profesores más
especializados.
Inscripción escolar femenina en nivel terciario e
inscripción escolar masculina en nivel terciario: tasa bruta de matriculación
en la etapa terciaria. La educación terciaria normalmente requiere, como
condición mínima de admisión, la finalización exitosa de la educación de nivel
secundario.
Siguiendo la denominación del Banco Mundial, se
utilizará el término de educación terciaria como equivalente de lo que en
España se conoce como educación superior, que comprende la enseñanza
universitaria, las enseñanzas artísticas superiores, la formación profesional
de grado superior, las enseñanzas profesionales de artes plásticas y diseño de
grado superior y las enseñanzas deportivas de grado superior (LOE, 2006).
Debe tenerse en cuenta, para las tasas de inscripción
primaria, secundaria y terciaria, que la estructura del sistema educativo y la
duración de cada nivel difiere de un país a otro, y esto puede influir en los
datos, a pesar de que la Clasificación Internacional Normalizada de la
Educación (CINE) intente minimizar las diferencias. Por ejemplo, una menor
duración de la etapa primaria supone mayores tasas, por el mayor riesgo de
abandono que tienen niñas y niños de más edad.
Tras el análisis de la evolución de las variables, se
lleva a cabo una estimación para evaluar el efecto de los diferentes niveles
educativos en el crecimiento económico. La estimación se realiza utilizando
como variable dependiente la tasa de crecimiento anual del PIB per cápita,
siguiendo a numerosos estudios anteriores como Barro (1996, 2003, 2014). Las variables independientes son las tasas de
inscripción en los diferentes niveles educativos, pero en este caso sin
desagregar por sexo. Los datos, procedentes también de la base de datos del
Banco Mundial, corresponden al período de 1980 al 2020, para recoger, además de
los años entre 2000 a 2020, las dos décadas anteriores, y así mejorar el
resultado de la estimación.
El método de estimación, desarrollado a continuación,
es el método de los mínimos cuadrados generalizados (Gujarati y Porter, 2009). Partiendo del modelo:
que pue expresarse en términos matriciales como:
Siendo
En este caso, al tener diferentes varianzas, se
tendrán la siguiente matriz de varianzas y covarianzas:
donde,
Es decir, la varianza de la perturbación puede cambiar
en cada momento y puede existir autocorrelación entre
perturbaciones de distintos momentos del tiempo. Además, se puede suponer que
existe un factor de escala común a todos los elementos, el parámetro
Suponiendo que se tiene
Dado que
Este modelo transformado tiene perturbaciones
Si se define el estimador de MCO en el modelo
transformado y se sustituyen las matrices transformadas por su expresión en
términos de las variables originales del modelo, se obtiene la expresión del
estimador de mínimos cuadrados generalizados, MCG:
Para realizar las estimaciones se utiliza el programa
informático The R Project for
Statistical Computing, un entorno y lenguaje de
programación, seleccionado por su enfoque al análisis estadístico.
4. Resultados
4.1. Evolución y estado actual de las diferencias de género en las
inscripciones en cada nivel educativo
Gráfico
1. Inscripción escolar en nivel preprimario
en los países
de
ingreso alto en el período 2000 a 2020
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2020.
Gráfico
2. Inscripción escolar en nivel preprimario
en los países
de
ingreso mediano alto en el período 2000 a 2020
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2020.
Gráfico
3. Inscripción escolar en nivel preprimario
en los países de ingreso mediano
bajo
en el período 2000 a 2020
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial de
los años 2000 al 2020.
Gráfico
4. Inscripción escolar
en nivel preprimario en los países de ingreso bajo
en
el período 2000 a 2020
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2020.
Gráfico
5. Evolución de las diferencias entre la inscripción
femenina
y masculina en educación preprimaria
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2020.
En los gráficos 1, 2,3 y 4 se muestra la inscripción
escolar en el nivel preprimario, tanto para mujeres
como para varones, de los países de ingreso alto, mediano alto, mediano bajo y
bajo. Puede observarse que para todos los grupos de países por ingresos tanto
la evolución, que sigue una tendencia positiva, como la situación en el último
año con datos disponibles (2020) es prácticamente igual para ambos géneros.
En el gráfico 5 se muestra la evolución de las
diferencias de inscripción para mujeres y varones, obtenida mediante la resta
de la tasa de matriculación masculina menos la tasa de matriculación femenina.
Los valores negativos en la gráfica implican una mayor inscripción femenina
frente a la masculina.
En los países de ingreso alto y mediano alto parece
que la tendencia, aunque presenta fluctuaciones, es decreciente. Las
diferencias en la inscripción en los países de ingreso mediano bajo siguen una
tendencia decreciente del 2000 al 2009, del 2010 al 2015 la inscripción
femenina era superior a la masculina. Desde el 2016 hasta el fin del período
aumentan la diferencia, volviendo a ser superior la inscripción masculina y
situándose esta diferencia en 1,19 puntos porcentuales en 2020, siendo el grupo
de países con mayor inequidad. Los países de ingreso bajo presentan una
tendencia constante, fluctuando entorno al 0.
Lo que si cabe destacar es la gran diferencia en
cuanto a inscripción en matrícula preprimaria entre los grupos de países por
ingreso, disminuyendo esta inscripción a medida que se reduce el nivel de
ingresos. Así, mientras en los países de ingreso alto la inscripción en 2020
era del 83% tanto para varones como para mujeres, en los países de ingreso bajo
era de tan sólo el 20% para los dos géneros.
Gráfico 6. Inscripción escolar en nivel
primario en los países de ingreso alto en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
7. Inscripción escolar en nivel primario en los países de
ingreso
mediano
alto en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
8. Inscripción escolar en nivel primario en los países de
ingreso
mediano
bajo en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
9. Inscripción escolar en nivel primario en los países de
ingreso bajo en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
10. Evolución de las diferencias entre la inscripción femenina
y masculina en educación primaria en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
En cuanto a la inscripción masculina y femenina en el
nivel primario, vemos, en los gráficos 6 y 7, que para los países de ingreso
alto y mediano alto la evolución ha sido decreciente en ambos géneros, siendo
superior la tasa masculina frente a la femenina durante todo el período. Este
decrecimiento puede explicarse teniendo en cuenta la variable que se está
analizando, al tratarse de la tasa bruta de inscripción, se compara el número
de personas inscritas o matriculadas en este nivel educativo, independientemente
de su edad, con el número de personas en edad oficial de cursar la enseñanza
primaria.
Los niveles superiores al 100 que se presentan serían
el resultado de la matriculación en esta etapa de personas de mayor edad que no
la hubieran cursado anteriormente. A medida que un mayor porcentaje de la
población de estos grupos de países va completando esta etapa educativa junto
con su grupo etario, lo que parece suceder a medida que avanza el período, la
tasa de inscripción se va reduciendo y manteniendo estable entorno al 100%.
Para el grupo de países de ingreso mediano bajo,
representados en el gráfico 8, la tasa de inscripción femenina es inferior
durante la práctica totalidad del período y la tendencia en la inscripción
varía entre los dos géneros. Es constante para los varones, situándose
alrededor del 100%, y creciente para las mujeres, que pasan de una tasa de
matrícula del 86% al inicio del período a una tasa del 101% en el 2022.
Por último, las tasas de inscripción tanto para
varones como para mujeres en los países de ingreso bajo (gráfico 9) han seguido
una evolución positiva, siendo también inferior la tasa femenina.
En cuanto a la evolución de las diferencias, que se
puede observar en el gráfico 10, entre varones y mujeres, en los países de ingreso
alto la diferencia aumenta hasta el año 2005 y posteriormente disminuye hasta
el final del período. Para los países de ingreso mediano alto la diferencia
aumenta hasta el año 2009 y después también decrece hasta el final del período.
La diferencia en los países de ingreso mediano bajo
sigue una tendencia decreciente, presentando, entre 2013 y 2017, una diferencia
negativa, lo que supone una mayor tasa de matriculación de las mujeres. Esto
puede ser debido a una mayor inscripción de mujeres de mayor edad en esta etapa
primaria, y puede relacionarse con la menor inscripción en año anteriores con
respecto a los varones que se puede ver en el gráfico 8. Del año 2018 al 2022
las diferencias se sitúan en valores cercanos al 0, siguiendo la tendencia de
los países de ingreso alto y mediano alto.
Por último, en los países de ingreso bajo se observa
una tendencia constante decreciente, a pesar de que parece que el ritmo de
descenso ha disminuido desde el año 2014, y de que las diferencias en este
grupo de países siguen siendo muy superiores a las de los otros grupos.
Gráfico
11. Inscripción escolar en nivel secundario en los países de
ingreso alto en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
12. Inscripción escolar en nivel secundario en los países de
ingreso
mediano
alto en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
13. Inscripción escolar en nivel secundario en los países de
ingreso
mediano
bajo en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
14. Inscripción escolar en nivel secundario en los países de
ingreso
bajo
en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
15. Evolución de las diferencias entre la inscripción femenina
y masculina en educación secundaria para el período 2000 a 2020
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2020.
En los gráficos 11, 12, 13 y 14 se representa la
evolución en las tasas de inscripción o matricula en la etapa secundaria. Para
todos los grupos de países según su ingreso la evolución ha sido positiva para
todo el período y para ambos géneros. Esta inscripción va disminuyendo a medida
que disminuye el nivel de ingresos tanto para varones como para mujeres.
En cuanto a las diferencias entre las tasas de
inscripción para ambos géneros, que se pueden observar en el gráfico 15, para
los países de ingreso alto, las diferencias oscilan alrededor del 0 durante
todo el período, lo que indica una relativa equidad en las tasas de matrícula.
La mayor diferencia negativa al inicio del período, lo que indica una mayor
tasa de matriculación femenina al inicio del período, puede deberse, al igual
que en la etapa primaria, a una mayor inscripción femenina en estos años de
mujeres de mayor edad que el grupo etario tomado como referencia, como
consecuencia a su vez de que las mujeres presentaban una menor educación
secundaria que los hombres en años anteriores, y por lo tanto han tenido que
concluir estos estudios con posterioridad. Este mismo efecto puede observarse
en los países de ingreso mediano alto, que presentan a partir de 2004
diferencias negativas.
Los países de ingreso mediano bajo presentan una
disminución constante de la diferencia en las tasas de inscripción masculina y
femenina durante todo el período, como una bajada del ritmo de descenso a
partir del año 2013.
Por último, la diferencia en los países de ingreso
bajo, que presentan al igual que en la etapa anterior una diferencia muy
superior al resto de países presenta una tendencia decreciente, con una
reducción de la pendiente a partir del año 2015, lo que indica al igual que los
países de ingreso mediano bajo una reducción del ritmo de descenso.
Gráfico
16. Inscripción escolar en nivel terciario en los países de
ingreso alto en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
17. Inscripción escolar en nivel terciario en los países de
ingreso
mediano
alto en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial de
los años 2000 al 2022.
Gráfico
18. Inscripción escolar en nivel terciario en los países de
ingreso
mediano
bajo en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
19. Inscripción escolar en nivel terciario en los países de
ingreso bajo en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Gráfico
20. Evolución de las diferencias entre la inscripción femenina
y masculina en educación secundaria en el período 2000 a 2022
Fuente: elaboración propia con datos del Banco Mundial
de los años 2000 al 2022.
Por último, en lo referente a la educación terciaria,
en los gráficos 16,17,18 y 19 se representa la evolución de la tasa de
inscripción tanto de mujeres como de varones. La evolución de la inscripción en
la etapa terciaria es positiva para todos los grupos de países y para ambos
géneros. Las tasas disminuyen, para mujeres y varones, a medida que disminuye
el ingreso.
En el año 2020, último año con datos disponibles para
todos los grupos de países, las tasa en el caso de las mujeres era del 87,7% en
los países de ingreso alto, 63,42% en los países de ingreso mediano alto, 25,6%
en los países de ingreso mediano bajo, y de tan sólo un 7,5% en los países de
ingreso bajo.
Las diferencias en las inscripciones entre ambos
géneros también presentan diferencias en función de los ingresos (gráfico 20).
Para los países de ingreso alto e ingreso mediano alto, la tasa de inscripción
femenina es superior a la masculina para todo el período, lo que lleva a una
diferencia negativa que además se incrementa a lo largo de todo el período.
En el caso de los países de ingreso mediano bajo, la
diferencia en las tasas de inscripción, que en este caso son superiores en el
caso de los varones, se reducen hasta el año 2018, fecha a partir de la cual se
mantienen constantes y con una ligera mayor inscripción femenina (0,8 puntos
porcentuales más en 2022).
Por último, los países de ingreso bajo presentan las
mayores diferencias entre ambos géneros, siendo notablemente superior la tasa
de inscripción masculina. Además, esta diferencia no sólo no se reduce, si no
que aumenta hasta el año 2010 y se mantiene desde este año constante alrededor
de los 4 puntos porcentuales.
4.2. Resultados de la estimación
Tabla 1. Regresión para la tasa del PIB per cápita
Variable |
Coeficiente |
P-valor |
Inscripción en la etapa preprimaria |
0,0091 |
0,5988 |
Inscripción en la etapa primaria |
0,0448 |
0,2490 |
Inscripción en la etapa secundaria |
0,0669 |
0,0602 |
Inscripción en la etapa terciaria |
-0,1097 |
0,0000 |
Fuente: elaboración propia.
En cuanto a los resultados de la estimación,
representados en la tabla 1, se encuentra una relación significativa y positiva
de la inscripción en educación secundaria en la tasa de crecimiento del PIB y
una impacto significativo y negativo de la inscripción en educación terciaria.
La inscripción en la etapa preprimaria y primaria
parecen tener una influencia positiva, pero este efecto no resulta
significativo en la regresión.
5. Discusión
El análisis de los datos consultados indica que, como
establece el Informe de Desarrollo Humano (2019) existe una disminución en
todos los grupos de países de las diferencias en las capacidades básicas,
representadas por la inscripción en la etapa primaria. Sin embargo, a pesar de
que la diferencia para los países de ingreso alto y mediano se aproxima ya a 0,
en los países de ingreso bajo sigue existiendo una notable inequidad, y la
velocidad a la que disminuyen las diferencias en el grupo de países de menor
ingreso parece haber disminuido.
La inscripción o matrícula en la etapa primaria no
ejerce un efecto significativo en la tasa de crecimiento del PIB. Esto puede entenderse al contar los países de
ingreso alto y mediano con tasas de inscripción cercanas al 100%, lo que supone
que toda la población infantil de la edad correspondiente está cursando esta
etapa, y que además, en ciertos casos, se han inscritos personas de mayor edad
para completar esta educación. El hecho de que prácticamente toda la población
de un país haya pasado por esta etapa educativa, hace que el margen de mejora
de esta tasa sea muy pequeño y podría explicar su falta de impacto en el
crecimiento del PIB. No hay, sin embargo, que perder de vista su importancia y
trascendencia, al ser necesario completar esta etapa educativa para acceder a
etapas superiores que sí influyen positivamente en el crecimiento económico.
Debido a la importancia de esta etapa para acceder a
las etapas superiores, en los países de ingreso bajo, la reducción de la
desigualdad existente entre en varones y mujeres es necesaria para la reducción
de la brecha en las etapas sucesivas.
Tampoco se encuentra un impacto significativo de la
matricula en la etapa preprimaria, donde las diferencias entre ambos géneros no
superan los 1,5 puntos porcentuales para ninguno de los grupos de países, pero,
al igual que ocurre con la enseñanza primaria, este resultado no puede tomarse
como una excusa para la no promoción de esta educación, ya que permite una
asimilación mejor de los niveles de educación posteriores.
La tasa de inscripción en la etapa secundaria presenta
un efecto significativo y positivo en la tasa de crecimiento del PIB. A
diferencia del caso de la tasa de matriculación en la etapa primaria, en la
etapa secundaria aún sigue presente en la actualidad una notable desigualdad
entre los grupos de países: cerca de un 100% en ambos géneros para los países
de ingreso alto y mediano alto, frente a un 70%, siendo ligeramente superior la
tasa masculina. En los países de ingreso mediano bajo, la tasa es de
aproximadamente un 45% para los varones y de tan sólo un 35% para las
mujeres.
Parece lógico pensar que ante un panorama donde todos
los países poseen la misma educación de nivel primario, la diferencia vendrá
marcada por aquellos que posean un mayor nivel formativo en las etapas siguientes.
Barro (2013), utilizando la misma metodología que en Barro y Lee (1994) y Barro
(1996), destaca la importancia de la educación secundaria y terciaria para el
desarrollo económico. Expone que dado un nivel inicial de PIB per cápita, un
mayor stock inicial de capital humano implica una mayor ratio de capital humano
frente a capital físico, que tiende a generar un mayor crecimiento económico
por dos canales: primero, un mayor capital humano facilita la absorción de
nuevas tecnologías procedentes de los países líderes. Segundo, el capital
humano es más difícil de ajustar que el físico, por lo que un país que posea
una proporción más alta de capital humano frente a capital físico (como ocurre
tras una guerra, que destruye principalmente este último) tiende a crecer más
rápido ajustando hacia arriba la cantidad de capital físico
Ojha, , Ghosh y Pradhan
(2021) investigan cómo pueden distribuirse adecuadamente los recursos entre la
educación secundaria y la terciaria para un mayor impacto en el crecimiento
económico en un país en desarrollo. Los resultados muestran que el aumento del
gasto público en educación secundaria conduce a resultados significativamente
mejores en términos de crecimiento y distribución en comparación con el aumento
de niveles equivalentes de gasto público en educación superior.
Esta importancia de la educación secundaria convierte
en esencial la necesidad de reducir la brecha de género en esta etapa en los
países de ingreso bajo, siendo el aumento de la tasa de inscripción femenina un
camino para lograr un mayor crecimiento económico, y disminuir a su vez, la
brecha de ingresos entre este grupo de países y aquellos con ingresos más
elevados.
Por último, la educación terciaria presenta un impacto
significativo y negativo para el crecimiento económico. Esto puede deberse a que en ciertos países las personas con un alto nivel
educativo, especialmente las mujeres, no están bien utilizadas en los mercados
laborales y a que el simple aumento de años de escolarización sin ampliar
las habilidades cognitivas de la población también tiene un impacto pobre en el
desarrollo económico (Hanushek, 2016). La expansión
de la educación terciaria no necesariamente conduce a un mayor crecimiento
económico, si no que dependerá de los puestos de trabajo disponibles para un
número creciente de graduadas y graduados (Holmes, 2013).
Según datos del Banco Mundial (2024), la tasa de
población activa (la proporción de la población de 15 años o más económicamente
activa) para todos los grupos de países por ingresos es muy superior para los
hombres que para las mujeres. En los países de ingreso alto la tasa de
población activa masculina es del 68,0%, mientras que la femenina es del 54,0%.
En los países de ingreso mediano alto la tasa de población activa masculina es del
73,6%, siendo la femenina del 56,1%. En los países de ingreso mediano bajo las
tasas de población activa masculina y femenina son del 74,3% y 35,2%,
presentando la brecha más acusada de todos los grupos de países, con 39,1
puntos porcentuales. Por último, en los países de ingreso bajo existe una tasa
de población activa masculina del 74,4% y una femenina del 55,2%.
Estos datos pueden explicar el motivo por el cual la
educación terciaria ejerce un impacto negativo en el crecimiento económico.
Este nivel educativo es el único que, para los países de ingreso alto y
mediano, presenta una inscripción femenina notablemente superior. Sin embargo,
es probable que gran parte de estas mujeres, que poseen estudios de nivel
terciario, no se incorporen al mercado laboral, o bien lo abandonen al
convertirse en madres, lo que supondría un perjuicio para la economía de un
país, que no recuperaría la inversión hecha en estos estudios. En su investigación anteriormente citada,
Barro (2013) no encuentra que el nivel educativo de las mujeres para etapas
secundarias y superiores tenga un impacto significativo. Su explicación, en la
misma línea, relaciona esto con el seguimiento en muchos países de prácticas
discriminatorias que impiden la explotación eficiente de las mujeres bien
educadas en el mercado laboral formal. Estas prácticas implican que una mayor
inversión en la educación superior femenina no recaiga en un mayor crecimiento.
Siguiendo esta línea, numerosos estudios demuestran que las barreras exógenas a
la participación de las mujeres en el mercado laboral o el acceso a ciertas
ocupaciones reducen la productividad agregada y la producción per cápita (Cuberes y Teignier 2016, 2017;
Esteve-Volart, 2009; Hsieh,
Hurst, Jones y Klenow,
2019)
Para Santos Silva y Klasen (2021), la discriminación de género conduce a una
ineficiencia agregada y obstaculiza el crecimiento económico por una defectuosa
asignación del talento. Si se supone que el talento se distribuye de forma
aleatoria en la población, una economía que limita el acceso de las mujeres a
la educación, al empleo dentro del mercado laboral o a determinadas ocupaciones
extrae el talento de una fuente más pequeña que la de aquellos países donde no
existen estas barreras.
En resumen, se puede observar una
convergencia entre géneros en las capacidades educativas básicas, es decir, en
la educación primaria. Sin embargo, las estimaciones sugieren que los
incrementos en estas variables no resultan que un mayor crecimiento económico,
por lo que aunque el trabajo en la mayor equidad de género en estas capacidades
es sin duda importante, no es suficiente para que los países de menores
ingresos consigan alcanzar los niveles de aquellos con ingresos superiores.
En lo referente a las capacidades educativas
avanzadas, como la educación secundaria o la terciaria, esta convergencia entre
ambos géneros no se aprecia en los países de ingreso bajo, donde se encuentra a
su vez la población con menores ingresos, y por lo tanto más vulnerable. Los
logros en estos niveles educativos son fundamentales para una mejor absorción de las nuevas tecnologías, que
permitan innovaciones que sitúen a los países como proveedores de componentes
de alto valor en las cadenas de valor mundiales.
Altuzarra-Artola, Gálvez-Gálvez y González-Flores (2021)
afirman que la igualdad de género en educación contribuye al crecimiento
económico, y que esta contribución es una característica común de los países en
desarrollo. Concretamente, este efecto positivo parece ser mayor en los países
de África Subsahariana que en el resto de los países de desarrollo. Los países que no invierten en la educación
de las mujeres obtienen como consecuencia un crecimiento más lento.
Los resultados obtenidos sugieren que la reducción de
la brecha de género educativa en matrícula secundaria sería una forma eficaz de
promover el crecimiento económico de los países de ingreso bajo. Por otro lado,
para el conjunto de países y en relación con el impacto negativo de la educación
terciaria, es necesaria la eliminación de las barreras que impiden a las
mujeres acceder a determinadas ocupaciones y el fomento
de la inclusión de la población femenina en el mercado laboral, lo que
permitiría un mayor y más eficiente aprovechamiento por parte de las economías
nacionales del capital humano femenino.
6. Conclusión
Las desigualdades de género en la educación siguen
siendo un obstáculo significativo para el crecimiento económico en todo el
mundo. La brecha de género en el acceso y la calidad de la educación tiene
repercusiones profundas en el desarrollo económico de los países, limitando el
potencial de crecimiento y la competitividad de las economías a nivel global.
Nuestro análisis revela que la igualdad de género en
la educación primaria ha mejorado en las últimas décadas, pero aún persisten
importantes disparidades en la educación secundaria, especialmente en los
países de ingreso bajo. El cierre de esta brecha en la educación secundaria es
fundamental para impulsar el crecimiento económico en estos países y garantizar
un desarrollo sostenible y equitativo.
Es alentador observar que la matrícula femenina en la
educación terciaria ha superado a la masculina en muchos países, especialmente
en los de ingreso alto y mediano. Sin embargo, es preocupante que este aumento
no se traduzca en un impacto económico positivo, posiblemente debido a barreras
de entrada al mercado laboral y discriminación de género en ciertos sectores.
Para maximizar el impacto positivo de la educación terciaria
en el crecimiento económico, es fundamental promover la inclusión de las
mujeres en el mercado laboral y eliminar las barreras estructurales y
culturales que limitan su participación plena y equitativa. Esto incluye
medidas para garantizar salarios justos, oportunidades de avance profesional y
un entorno laboral inclusivo para todas las personas, independientemente de su
género.
En resumen, abordar las desigualdades de género en la
educación es crucial para promover un crecimiento económico inclusivo y
sostenible a nivel mundial. Se requieren políticas y programas específicos para
cerrar la brecha de género en todas las etapas educativas y garantizar que
todas las personas, independientemente de su género, tengan acceso igualitario
a oportunidades educativas y económicas.
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