Mujeres que resisten en el paro colombiano del 2021
Women who resist in the Colombia strike of
2021
Carolina Pinzón Estrada |
Diana Mejia Sabogal |
Universidad Nacional de Colombia - Colombia |
Universidad de La Salle - Colombia |
Luz Tatiana Gomez Sánchez |
Merceditas Beltrán Fletscher |
Universidad de La Salle - Colombia |
Fundación Universitaria Luis Amigó - Colombia |
Recibido: 16-02-2023
Aceptado: 24-05-2023
Resumen
El presente artículo tiene como objetivo analizar las
narrativas que las mujeres construyen de su cuerpo/emoción en las prácticas de
resistencia en el marco del paro nacional colombiano del 2021, en la ciudad de
Bogotá. Para ello se implementó una metodología cualitativa con enfoque
hermenéutico. La información se recogió por medio de entrevistas
semiestructuradas, que fueron analizadas a través del software Atlas Ti. Dentro
de los principales hallazgos, se encontró que las redes de apoyo,
principalmente entre mujeres, funcionaron como una de las prácticas de
resistencia más recurrentes y que el cuerpo/emoción de las mujeres, continuó
siendo el punto de convergencia de diferentes luchas de poderes, evidenciando
su carga histórica, así como también su identificación como un escenario de
ruptura con ella.
Palabras clave: cuerpo/emoción, prácticas
de resistencia, mujeres, violencia, movilizaciones sociales, paro.
Abstract
The objective of this article is to analyze
the narratives that women build
of their body/emotion in resistance practices within the framework of the Colombian national
strike of 2021, in the city
of Bogotá. For this, a qualitative methodology with a hermeneutic approach was used.
The information was collected through
semi-structured interviews, which
were analyzed through the Atlas Ti software. Among the main
findings, it was found that
support networks, mainly among women,
functioned as one of the most recurrent
resistance practices and that the body/emotion of women continued to be the point of convergence of different power struggles, evidencing its historical burden, as well as its identification as a scenario of rupture with it.
1. Introducción
El paro nacional colombiano del
2021, que inició en noviembre del 2019, pero que fue interrumpido por la
pandemia, se caracterizó justamente por la diversidad de sus demandas, aunque
tenía
Es así como la articulación de esta
Teniendo en cuenta lo anterior, l
Adicionalmente, la crisis agudizada
por la pandemia profundizó los problemas de vulnerabilidad y fragilidad social
por
Tal como lo afirma
En cada una de estas protestas las
mujeres pusieron y expusieron sus cuerpos violentados históricamente, en muchas
ocasiones por el Estado. A través del cuerpo alzaron su voz, expresaron su
rabia, dijeron basta a las violencias patriarcales. Es por esta razón que preguntarse
por el cuerpo de las mujeres y las formas de resistencia que este tiene o
encuentra, en contextos de movilización social, es preguntarse también por la
lectura que las mujeres están haciendo de su historia, de sus violencias y de
ellas como colectivo humano.
En este sentido, escuchar sus
relatos permite dar voz a las propias perspectivas de sus resistencias, lo que
las motiva y la emoción que las mueve para resistir. Ver sus cuerpos
fotografiados
De esta forma, este estudio
2. Metodología
La metodología empleada en esta
investigación es cualitativa, con un enfoque hermenéutico y se basa en tres
categorías teóricas centrales: género, resistencia y cuerpo-emoción. El
objetivo es comprender y profundizar en los fenómenos sociales, en este caso,
desde la mirada de las mujeres que participaron en el paro nacional colombiano
del 2021, lo que implica tener en cuenta el contexto histórico en el que ocurre
el problema y cómo afectó su experiencia (Guerrero, 2016). Se utilizó la
fotografía y los relatos de las participantes como punto de partida para
analizar las narrativas construidas en torno al cuerpo/ emoción de las mujeres
y sus prácticas de resistencia durante el paro nacional en Bogotá.
La fotografía se utiliza como una
estrategia metodológica,
El enfoque hermenéutico utilizado en
este estudio se basa en la interpretación de la realidad a partir de los
relatos y marcos de referencia de cada persona. Se entiende que la realidad
está mediada por relaciones, instituciones y sentimientos, lo que permite ir
más allá de lo meramente observable o de la experiencia intrínseca del fenómeno
estudiado (Martínez, 1999 citado en Arráez, Morella; Calles y Moreno, 2006). En
este sentido, la investigación busca analizar las narrativas sobre el
cuerpo/emoción de las mujeres que participaron en el paro nacional 2021 en
Bogotá, así como sus prácticas de resistencia, a partir de las experiencias
obtenidas de las mujeres entrevistadas y del análisis de las fotografías.
La recolección de datos se realizó a
través de la técnica de bola de nieve, obteniendo un banco de 126 fotografías
Así mismo, se realizaron 23 entrevistas semi estructuradas de manera individual a 23 mujeres
participantes del paro nacional en Bogotá, en un lapso de tiempo
Finalmente, se llevó a cabo un (1)
grupo focal con fotógrafas y fotógrafos que documentaron las movilizaciones
durante el paro nacional. Con el fin de conocer su marco interpretativo,
respecto a lo que buscaban expresar, a partir de sus piezas visuales
propiciando un espacio de diálogo y reflexión colectiva sobre los registros fotográficos
y las experiencias vividas en el contexto de las protestas.
Cabe destacar que los instrumentos
de recolección de datos, utilizados en esta investigación fueron validados por
En la categoría cuerpo/emoción
–compuesta por 10 preguntas– se indagó por el cuerpo/emoción como una unidad y
como recurso expresivo ubicado en un espacio, lugar y tiempo que podía o no,
permitir un ejercicio de reconfiguración del rol ejercido históricamente por
las mujeres. Las preguntas giraron en torno a las emociones en su relación
directa y específica con las situaciones que vivieron durante las
movilizaciones y con los espacios que habitaron en las mismas y cómo esto se
podía evidenciar en sus cuerpos.
En la categoría prácticas de
resistencia –compuesta por 7 preguntas– el foco estuvo en preguntar por las
prácticas y/o comportamientos antes, durante y posterior a las marchas, además
del uso de atuendos especiales o lugares preferidos para las movilizaciones.
Finalmente, la categoría escenarios de resistencia –compuesta por 5 preguntas–
se centró en
L
Figura 1. Diseño metodológico
Nota. La figura muestra el diseño metodológico
implementado, sus fases y características.
Los datos recolectados fueron
sometidos a un análisis mediante el empleo del software Atlas TI. Para ello, se
procedió a codificar las
Asimismo, las fotografías fueron
Posteriormente, los datos fueron
expuestos a la luz de la perspectiva de género, la categoría cuerpo/emoción y
la de resistencias, con el fin de dar cumplimiento al objetivo de este estudio:
visibilizar las prácticas de resistencia de las mujeres durante el paro
nacional colombiano del 2021 a través de sus cuerpos/emoción, ya que como se
abordará más adelante, el cuerpo –en su dimensión de cuerpo/emoción– adquiere
una relevancia significativa, porque constituye una forma de estar, sentir y
procesar el mundo en el que habitan.
3. Análisis de resultados
En esta investigación la
codificación se realizó a través del software Atlas TI, y como se señaló en el
apartado metodológico, se partió de las tres categorías principales de este
estudio: cuerpo-emoción, prácticas de resistencia y escenarios de resistencia.
Mediante codificación abierta, cada una de ellas se fue nutriendo de
subcategorías (códigos). La primera se compone de 53 códigos, la segunda de 17
y la tercera de 14.
3.1. Cuerpo/emoción
Dentro de la categoría
cuerpo-emoción se establecieron códigos relacionados con el sentir y las
emociones que las entrevistadas manifestaron haber experimentado antes, durante
y después de las movilizaciones, así como lo que en esta misma vía
experimentaron sus familias y personas cercanas y cómo esto las afectaba y se
reflejaba en el momento de salir a manifestarse.
Las emociones registradas fueron
fluctuantes en cada una de las participantes, pasando de la alegría a la
tristeza, a la rabia o al miedo constantemente. Estos resultados se pueden
apreciar en la figura 1, donde se observa que las emociones más frecuentemente
reportadas por las participantes fueron la alegría (11), la felicidad (19), la
fuerza (13) y el orgullo (3). Sin embargo, resulta relevante destacar que la
concepción de resistencia por parte de las mujeres entrevistadas, difiere de su
conceptualización convencional.
En este sentido, la resistencia se
percibe como una emoción o sensación, tal como lo expresó una de las mujeres en
la entrevista 5: “me sentí en resistencia, pese a todo y no gracias a todo
se hace algo para cambiar un país al revés” o en el caso de las entrevistas
4 y 9, donde se manifestaron: “Sentí valor y resistencia”- “la sensación de
resistencia para obtener nuestros derechos”. De esta forma, la resistencia
-registrada 58 veces en las 23 entrevistas- fue la palabra que acogió lo que,
para las mujeres era la emoción más importante.
Teniendo en cuenta lo anterior, se
exponen los resultados de la categoría cuerpo emoción, poniendo en evidencia
las emociones antes mencionadas y con más frecuencia registradas.
Tabla
1
Nota. Datos tomados de las entrevistas realizadas y
analizadas en Atlas Ti.
Fuente:
elaboración
Ahora bien, como se evidencia en la
tabla 1, el miedo –con 50 registros– fue la segunda emoción más destacada. En
las entrevistas las mujeres dejaron claro que esta emoción del miedo se
manifiesta con mayor frecuencia ante la presencia del ESMAD [1](Escuadrones
Móviles Antidisturbios) de la Policía Nacional. Una de las mujeres narraba en
la entrevista 4 su manera de percibir esta situación:
“Aunque no hay que
dejar de lado que cuando se encuentra la protesta con el ESMAD si cambia
bastante el ambiente algo más pesado ya que puede convertirse en disturbios y
si comienzo a sentir miedo por lo que puede pasar [...]. Sí se siente un poco
de miedo, intimidación e impotencia por no saber cómo defenderse en esos casos
de algún comentario no deseado, miradas, gestos, etc.” (Entrevista 4).
Teniendo en cuenta lo anterior, la
principal causa estuvo relacionada con los enfrentamientos con la fuerza
pública y la vulnerabilidad que esto hacía sentir a las participantes por el
hecho de ser mujeres (31). Así como el miedo extendido a su círculo familiar y
de amigas y amigos.
La indignación se registró 46 veces,
haciendo alusión a las sensaciones de injusticia y desigualdad social, aunque
también fue nombrada la reforma tributaria que el Gobierno del Expresidente
Iván Duque (2018-2022), quería imponer a los colombianos y los abusos que las
mujeres sufrieron durante los días del paro, nominada, para efectos de este
artículo, como indignación por (VBG) violencia basada en género.
En términos de frecuencia, en
seguida se encontró 44 veces la palabra emociones, relacionada por las entrevistadas
para referirse al cúmulo de sensaciones fluctuantes que sentían en cada marcha.
De esta manera se manifestaba que:
“Los cuerpos
desnudos en la marcha transmiten mucha fuerza y valentía. Así que nos hace
sentir mucha emoción y esperanza que haya la posibilidad de que en un espacio
público las mujeres puedan aparecer con el cuerpo desnudo sin ser sexualizadas o acosadas” (Entrevista 1).
Así pues, las mujeres manifestaron
oscilar en sus sentimientos y emociones, como se expone en la entrevista 2: “es
una mezcla de emociones, por un lado, de vivencia la posibilidad de reclamar y
exigir tus derechos, lo que consideras justo para todos, sin embargo, por otro
lado, eres consciente del riesgo que ello lleva” o en la entrevista 7: “me
generan emociones encontradas, usualmente va entre la felicidad y la angustia,
y en casos de situaciones complejas miedo e ira”. Estas narraciones revelan
cómo las mujeres se vieron involucradas en una amplia gama de emociones que
reflejaban su vivencia y percepción del contexto en el que se encontraban.
En seguida se encuentran la
vulnerabilidad por ser mujer, mencionada 31 veces, en la que las participantes
enfatizaron en las violencias a que están expuestas –especialmente sus cuerpos–
por el hecho de ser mujeres y la importancia de reivindicar derechos que
históricamente no han tenido las mujeres, así lo manifestó la participante en
la entrevista 8:
“Las mujeres a
través de la historia nuestros derechos han sido vulnerados, está también es
una oportunidad para reivindicar él trabajó que han hecho muchas mujeres para
abrir estos espacios [...]. Somos mujeres así que nos ven diferente a los
hombres, más vulnerables con posibilidades de hacernos más daño no solo
golpeándonos o tratándonos mal, sino también vulnerando nuestra integridad y
nuestro cuerpo”.
Teniendo en cuenta lo anterior,
estos espacios en donde se dio el encuentro de participación de estas mujeres
fueron significativos y allí, se encontró la oportunidad de reivindicarse y
fortalecerse. Tal como se expresa en la entrevista 9, una de las participantes
declara: “siento mi cuerpo fuerte, vulnerable y como un medio para expresarme y
defenderme”. Estos espacios de protesta y lucha proporcionaron un escenario
propicio para que las mujeres experimentaran una combinación de vulnerabilidad
y fortaleza, donde su cuerpo se convirtió en un medio para expresar su
resistencia y enfrentar las adversidades. En este sentido, estos encuentros
colectivos se erigieron como momentos empoderadores y
de consolidación de identidades, permitiendo a las mujeres reafirmar su
presencia y voz en la sociedad.
Es pertinente destacar que de las 31
referencias a la palabra “vulnerabilidad”, en 28 ocasiones se menciona en los
relatos de las entrevistadas en relación con hechos vinculados a la violación
de derechos humanos, principalmente por parte del ESMAD. Las mujeres narran
estas experiencias de la siguiente manera: “Siento que es necesario
manifestarse en general cuando se vulneran nuestros derechos y también cuando
hay tanto que hacer por la justicia en cuanto a desapariciones, violaciones y
abusos de todo tipo” (Entrevista 16). Otra participante menciona: “La
fuerza pública se lleva a las mujeres a lugares que no son los CAI[2] y demás, llegando a
abusar de ellas solo por ejercer la humillación en nosotras” (Entrevista
21).
En este contexto, se evidencia cómo
las mujeres entrevistadas relacionan la vulnerabilidad con la violación de sus
derechos humanos y las acciones perpetradas por el ESMAD. Además, resaltan la
necesidad de manifestarse y luchar por sus derechos Asimismo, se destaca la
perspectiva de género, donde las mujeres en escenarios de protesta enfrentan
una mayor vulnerabilidad en comparación con los hombres, especialmente aquellas
que pertenecen a la comunidad transgénero, así se manifestó en la entrevista 7:
“El asunto es que estamos en un país machista con tendencias misóginas y la
mujer en escenarios de protesta aún es mucho más vulnerable que un hombre, ni
se diga si es una chica trans”. Estas narrativas evidencian la complejidad
y las diversas dimensiones de la vulnerabilidad que experimentan las mujeres en
el contexto de las movilizaciones sociales.
Con 27 referencias, la identidad se
registra para referirse a la unión nacional y, en algunas entrevistas de la
identidad como mujeres. Una participante expresa: “Sensaciones que me llenan
de satisfacción por el reconocimiento también que se nos ha hecho a lo largo de
la historia para poder manifestarnos en diversos espacios a partir de la
conciencia de género” (Entrevista 17). Esto refleja la importancia de los
temas relacionados con el género y el reconocimiento histórico para la
movilización.
La dignidad, mencionada en 20
ocasiones a lo largo de las entrevistas, se manifiesta como la posibilidad de
expresarse con libertad y lograr coherencia entre el pensamiento y la acción.
Una participante refiere: “Lo podría describir como la oportunidad de
levantar mi voz y la posibilidad de seguir empoderándome de lo que soy y de lo
que pienso” (Entrevista 8). Esto destaca la importancia de la voz propia y
la capacidad de influir en la realidad. Además, la dignidad está relacionada
con la sensación de emancipación y la lucha por cambios verdaderos en el país.
Otra entrevistada expresa: “La sensación de emancipación, de poner mi
granito de arena para generar cambios verdaderos para nuestro país, de fuerza y
resistencia para obtener nuestros derechos y sensación de que tengamos
verdadera justicia y equidad para todas y todos” (Entrevista 9). Esto
resalta el deseo de justicia, equidad y la búsqueda de cambios significativos.
Por tanto, el cuerpo, concebido como
un recurso de expresión y sujeto a la influencia de imaginarios comunes que lo
modelan y le otorgan significado, adquiere relevancia en el análisis de las
mujeres. En particular, se observa que sus estéticas corporales reflejan un
control y dominación social, en gran medida masculinos, lo cual implica que los
discursos sociales que legitiman y construyen la representación del cuerpo se
basan en formas de disciplina. De este modo, se puede comprender al cuerpo como
el espacio donde se inscribe y se disputa el poder, históricamente situado (Citro, 2009; Scribano, 2016).
El cuerpo/emoción de la mujer cuando
decide aparecer en escenarios públicos, se imbuye en una performatividad que ya
en sí es resistencia a las formas de disciplinamiento
social y que por tanto da lugar a ejercer el derecho a la propia vida; una vida
que expone un cuerpo, que enuncia escenarios de luchas políticas por la
autonomía, la integridad y la vida (Jiménez, 2015).
Durante el paro nacional colombiano
del 2021, las mujeres experimentaron una amplia gama de emociones, lo cual
evidencia que sus cuerpos se encontraron en un punto de convergencia para
diversas luchas de poder. Estos cuerpos fueron capaces de proyectar
posibilidades de cambios estructurales significativos y romper con su histórica
subordinación en lugares de sumisión. Aparecen como cuerpos indignados,
fuertes, valientes, que exigen derechos (ver figura 2) y que, a pesar del miedo
de exponer su carga histórica en el terreno de lo público, se describen incluso
felices y, como ellas mismas lo relataron, empoderadas e ingobernables.
Fuente: fotografía perteneciente al
banco de fotos recopilado para el desarrollo de esta investigación
La protesta social, reconocida como
una herramienta para expresar inconformidades, injusticias, indignación y
deseos de reforma, atrae a personas que buscan un cambio político en su sistema
de gobierno (Ramos, 2018). Estas personas se unen en torno a dicho deseo,
generando una fuerte sensación de identidad nacional, como se evidenció en las
narrativas de algunas de las participantes. La protesta social implica una
acción que se expresa a través de la presencia física y emocional, reflejando
un anhelo de cambio y resistencia frente a normativas, discursos o medidas
estatales que afectan a la población.
Sin embargo, pese a esta fuerza
colectiva, el miedo se evidencia casi tanto como la resistencia, porque se sabe
del poder que tiene el Estado para disciplinar a través de la violencia.[3]
Si bien sus cuerpos están expuestos
siempre (vulnerables) en el marco de la protesta social se sienten más
expuestas a diferentes tipos de poderes y de violencias, en este caso principalmente
del ESMAD, lo que abrió e hizo necesaria
Es en este sentido que los
cuerpos/emociones constituyen las maneras de estar, sentir y procesar el mundo
que los rodea, lo que se aprende, se conoce y se vive se hace por y a través
del cuerpo (Scribano, 201
Desde esta perspectiva, es
importante resaltar que la clasificación del cuerpo de acuerdo al sexo y al
género ha venido marcando distinciones vitales de relacionamiento en el mundo
social y político (Lamas, 2000), por esta razón, la participación de las
mujeres en la protesta social adquiere un doble significado, en tanto no solo
demandan cambios en general, sino que sus cuerpos allí hablan de los cambios
que sus propias luchas han generado y también de las permanencias con las que
aún conviven. Sus cuerpos en la protesta social, se convierten en símbolo de
resistencia.
Estas acciones revelaron narrativas
que las mujeres, y la sociedad en general tiene sobre los cuerpos de las
mujeres. Además, surgieron juzgamientos por desnudarse y por evidenciar la
rabia a través de sus cuerpos. Estos juzgamientos salieron a la luz y
permitieron observar tanto las permanencias como las rupturas en la concepción
del ser mujer en la sociedad colombiana actual. La figura 3, a continuación,
contextualiza el uso del cuerpo y la escritura como formas de manifestación.
Figura 3. Grafiti realizado durante las movilizaciones
Nota:
Fuente: fotografía perteneciente al
banco de fotos recopilado para la investigación.
En este punto, la exposición de
estos cuerpos-mujeres, buscan enfrentarse a un sistema que vulnera y castiga a
quienes no se ajustan a los modelos de vida impuestos. Este enfrentamiento se
realiza directamente contra el Estado.
Los cuerpos de las mujeres se
expresan, con elementos performativos que buscan
captar la atención no solo de los gobernantes, o de los medios de comunicación
tradicionales, que suelen mostrar una visión institucional de la protesta, sino
también de otras personas y elementos presentes en la sociedad y el espacio
Los cuerpos de las mujeres, en
ocasiones de manera colectiva y organizada, se apropian de los escenarios
públicos, con el propósito de exhibir aspectos privados e individuales que los
hacen vulnerables.
A través de esta apropiación, logran
comunicar a la sociedad sus necesidades y demandas (Castillo, 2012). La figura
4 ejemplifica una de las formas de organización que se dio durante el paro
nacional colombiano. Las madres de primera línea, fueron mujeres comprometidas
que se manifestaron junto a sus hijos e hijas, demostrando su participación
activa.
Figura
4. Las mamás
de la primera línea durante las movilizaciones
Nota:
Fuente: fotografía perteneciente al
banco de fotos recopilado para la investigación.
En este entramado, los
cuerpos/emociones de las mujeres durante el paro nacional del 2021 en Colombia
ha desempeñado un papel fundamental en la búsqueda y construcción de
alternativas colectivas. A través de estrategias de resistencia democrática, ya
sea de manera abierta o subyacente, las mujeres han manifestado su compromiso y
su participación activa en la lucha por la justicia social y la transformación
del sistema.
Es así como, durante el paro
nacional del 2021 en Colombia, los cuerpos/emociones de las mujeres han sido
protagonistas en la construcción de un nuevo escenario político y social. Su
participación activa, sus estrategias de resistencia y la formación de redes de
apoyo, son muestras claras de su empoderamiento y su compromiso con la
transformación de la sociedad. El cuerpo/emoción, se convierte así en un
espacio de lucha y reivindicación, donde se desafían los discursos hegemónicos
y se construyen narrativas nuevas de participación y empoderamiento de las mujeres.
3.2. Prácticas de
resistencia
La segunda categoría, Prácticas de
resistencia –con 17 códigos– evidenció la fuerza de las redes de apoyo como
principal fuente de resistencia, con 54 menciones a lo largo de las
entrevistas; luego se encuentra el cuerpo con 22 referencias; el vestuario con
19; la desnudez, la erradicación del patriarcado y las narrativas sobre los
cuerpos de las mujeres, cada una 13 veces mencionada. A continuación, se
muestran los resultados en la tabla 2.
Tabla 2
Nota. Datos tomados de las entrevistas realizadas y
analizadas en Atlas Ti.
Fuente:
elaboración
De acuerdo
La resistencia tiene la
característica de ser una lucha contra la normativa y pretende combatir la
precariedad por medio de la transformación social y política, donde existan
condiciones de igualdad tanto en el ámbito público como en el privado a partir
de las diversas formas de solidaridad y acción colectiva, estas acciones no
siempre están dentro de la legalidad por lo que en algunos casos, es necesario
reducir la exposición ante la intervención de los agentes del sistema. Sin
embargo, acá se hace una distinción clave en cuanto a la resistencia, si bien
las relaciones en cuanto a poder, suelen provocar algún tipo de resistencia,
esta carece de sentido cuando se enfrenta ante aquellas instituciones
generadoras de un bienestar social.
En el contexto de la protesta social
se evidenció que las prácticas de resistencias sociales, como formas colectivas
de enfrentamiento a los agentes del orden, en las que usualmente se presentan
varios tipos de violencia –incluida la institucional– hacen parte de las
elecciones de las mujeres cuyos cuerpos se direccionan a habitar estos espacios
de oposición. Por tal razón, van a conformar esas acciones que buscan develar
las relaciones de poder desiguales, la vulnerabilidad de los derechos humanos,
el poder hegemónico del Estado sobre la sociedad civil, las distintas
violencias estructurales, precariedades dominantes y patriarcales. En este
entramado, los cuerpos/emociones de las mujeres buscan desarrollar construcciones
de alternativas desde lo colectivo, estrategias de resistencia democrática, de
manera abierta o subyacente, como muchas de ellas lo señalaron a través de las
redes de apoyo.
En estos casos se puede observar
cómo, estos cuerpos que aparecen adquieren fuerza en la juntanza
y en la conciencia de reconocerse vulnerables frente a las acciones del Estado.
Lo anterior implica la capacidad de reacción frente a un momento de crisis,
para lograr mantenerse en el tiempo a pesar de las acciones de poder que
trataron, a través de la violencia, de impedir su presencia en las calles. Tal
como lo señala Butler (2010) cuando afirma que son las relaciones de poder y
dominación las que determinan quienes pueden ser vistos y oídos.
Ahora bien, como lo muestra la
figura 5, los cuerpos/emociones como práctica de resistencia, se narraron como
un territorio de soberanía y una herramienta para expresar inconformidades con
libertad desde el performance (6), la desnudez (13), teatro (1), vestuario para
salir a marchar (19). Esto incluyó un discurso antipatriarcal
(13) de la mayoría de entrevistadas y algunas conversaciones con narrativas
históricas/actuales sobre el cuerpo (13).
Figura
5. Interconexión
Nota. Datos tomados de las entrevistas realizadas y
analizadas en Atlas Ti.
Fuente:
elaboración
La presencia de las mujeres en las
calles fue una manera de contestar al poder estatal. Durante una de las
entrevistas, la participante expresó que “e
Otra de las participantes reitera la
potencia del cuerpo desnudo de las mujeres en espacios públicos como una forma
de comunicar desde la vulnerabilidad de reconocerse mujeres en una sociedad que
las ha violentado: “La desnudez del cuerpo en las marchas me hace sentir
poderosa, aun cuando no sea yo quien lo haga, porque me veo representada en
cada una de ellas, en su fuerza y valentía” (Entrevista 3).
Para las mujeres, su cuerpo, que ha
sido históricamente controlado por otros, en estos escenarios se configura en
una herramienta de resistencia: “Mi
Los cuerpos de las mujeres, durante
las protestas del paro nacional colombiano del 2021, ejercieron actos
transformadores en tanto disruptivos del disciplinamiento
de los cuerpos (Foucault, 1983). Se juntaron para protegerse de las violencias
estatales y de esta forma resistir ante un poder y sistema de dominación que
les ha negado su visibilización. Aparecen desnudos, pintados, llamativos, para
comunicar su existencia y las carencias que en materia de derechos esta ha
conllevado.
Precisamente las resistencias
sociales van a permitir la congregación conjunta de los cuerpos ocupando un
lugar de práctica a través de sus movimientos que reivindican y hacen un
llamado de atención a partir de la lingüística o de los mismos cuerpos. Es así
como, en estos espacios nutridos de
cuerpos en resistencia, es que se representan en sí mismos los principios de la
libertad y la igualdad (
En este sentido, el cuerpo/emoción,
expuesto en el marco de la protesta, corresponde con dinámicas propias de ese
momento, por ejemplo, el vestir se convirtió en una forma de ritualizar la preparación para desplazarse y visibilizarse,
en y hacia los espacios de protesta. Varias participantes hicieron referencia a
esto: “cuando han sido temas de la reivindicación de la mujer, utilizo
pañoletas alusivas al color morado, si tiene que ver con el paro nacional por
crisis del agro suelo salir con la ruana característica o en ocasiones puedo
pintar en mi rostro algo alusivo” (Entrevista 23). Otra explica que: “Me
pongo botas planas y para lluvia, llevo una carpa, sombrilla para defenderme,
un tarro con vinagre por si hay gases” (Entrevista 17).
De tal forma, muchas mujeres
resistieron desde sus cuerpos de mujer. Desnudarse, amamantar a sus hijos e
hijas en medio de las marchas, escribir sobre la piel, portar pañoletas de
colores característicos que dan información sobre posiciones políticas, usar
pinturas o leyendas en parte del rostro o el cuerpo, se percibieron como actos
de ruptura con el imaginario tradicional que aún pervive acerca de las mujeres.
Algunas de las participantes
manifestaron directamente haberlo hecho como símbolo de resistencia y
manifestación a través de sus cuerpos. Es aquí donde estas corporalidades
emocionadas se desligan del rol interiorizado e impuesto y eventualmente
empiezan a producir, transformaciones. En la figura 9, se puede evidenciar el
acto disruptivo de amamantar que rompe con el estereotipo tradicional de llevar
a cabo esta acción.
Figura 9. Mujer amamantando durante las
movilizaciones Nota: Fuente: fotografía perteneciente
al banco de fotos recopilado para el desarrollo de esta investigación.
Los cuerpos/emociones de las mujeres
como territorios soberanos tienen vida y toman decisiones sobre sí mismos,
siendo plenamente conscientes de formar parte de un todo, de lo colectivo, de
un cuerpo social. Por tanto, las múltiples prácticas disruptivas que sus
cuerpos/emociones expresan durante el paro deben entenderse como una forma de
resistencia a los condicionamientos históricos a los que han sido sometidos,
exigiendo otras formas de vida y reconocimiento desde la igualdad (Quintana,
2019).
A través de estas prácticas, los
cuerpos/emociones de las mujeres denunciaron al patriarcado en sus múltiples
manifestaciones y pidieron su erradicación. Durante las protestas, su
cuerpo/emoción enunció libertad para salir, sintiendo que se podía actuar en
consecuencia con el deseo y la emoción, pese al temor de la represión estatal.
En esta línea, Núñez, Fernández y Farné (2018) abordan la relación entre la resistencia y la
vulnerabilidad, planteando que la primera es una consecuencia natural y esperada de la
segunda,
“La vulnerabilidad presenta otras
dimensiones que la convierten en un potencial instrumento políticamente
transformador. Desde la propia vulnerabilidad se pueden desafiar los marcos
prevalentes de inteligibilidad de la víctima de manera que esta ocupe el
espacio de la agencia sin renunciar a la transformación que ofrece la
vulnerabilidad. Transformaciones que pasan por discutir críticamente la
vulnerabilidad como una estrategia de resistencia, deslizándose de los procesos
de victimización” (Fernández y Farné: 186).
Durante el paro nacional en
Colombia, si bien las mujeres protestaron por aspectos de la economía y política
nacional, las reivindicaciones propias de su género estuvieron muy presentes,
movilizadas en gran medida por las violaciones sexuales ocurridas durante el
mismo. En la siguiente figura, se aprecian algunas de las motivaciones que
mantuvieron a los cuerpos/emociones de las mujeres presentes durante los meses
de protestas.
Nota:
Fuente: fotografía perteneciente al banco de fotos recopilado para el
desarrollo de esta investigación.
Pese a que el origen del paro en
Colombia no estuvo directamente relacionado con la vulneración de los derechos
de las mujeres, los hechos de violencia ocurridos contra ellas potenciaron la
necesidad de resistir al sistema de poder que sistemáticamente las ha agredido.
Sus cuerpos/emociones agenciaron claramente diferentes formas de resistencias.
3.3. Escenarios de
resistencia
La última categoría, Escenarios de
resistencia, identificó 14 lugares que las participantes mencionaron como los
más frecuentes en el paro nacional del 2021. El más recurrente fue el Parque
Nacional con 8 referencias, la Plaza de Bolívar y la Plaza de la Hoja con 5.
En términos generales la
identificación de espacios públicos para la protesta no fue tan marcada, aunque
algunas mujeres reconocieron la importancia simbólica de los espacios, la
mayoría se referían indistintamente a los escenarios que habitaron sin
evidenciar un sentido de pertenencia o una preferencia por alguno. Sobre estos
hubo 20 referencias. A continuación, se muestran los resultados en la tabla
3.
Tabla
Nota. Datos tomados de las entrevistas realizadas y
analizadas en Atlas Ti.
Fuente:
elaboración
L
Para los ciudadanos en Bogotá,
tradicionalmente la Plaza de Bolívar ha significado un lugar conmemorativo
central durante las marchas, principalmente por su cercanía a la casa de
gobierno. Por esta razón, para los y las manifestantes históricamente ha sido
el lugar donde desembocan las marchas. Las participantes hicieron énfasis en
este hecho para luego expresar cómo esto había cambiado durante el paro del
2021: “Varios puntos de encuentro van tomando relevancia y ya para muchas
personas tiene un significado histórico como la Plaza de Bolívar”
(Entrevista 13). Otra de ellas expresó:
“El centro porque se
convierte en un lienzo de expresión que es visible para muchos transeúntes,
aquí la protesta toma escenarios artísticos como de intervención de mural, o
performance, o reunirse para hacer algo que de crítica social en forma de arte”
(Entrevista 5).
Sin embargo, la concentración de la
protesta en una zona específica de la ciudad durante los primeros días de las
marchas se vio acompañada de una serie de episodios violentos protagonizados
por el ESMAD contra los manifestantes (Garzón et al., 2021). Con el
objetivo de evitar que la fuerza policial se concentre en un único punto para
disuadir a los participantes, la protesta comenzó a descentralizarse. Esta
descentralización tuvo como consecuencia la participación de un mayor número de
personas, ya que los puntos de concentración de los manifestantes se ubicaron
geográficamente cerca de sus hogares. Al respecto, una de las entrevistadas
manifestó: “Generalmente prefiero las marchas que inician cerca de mi lugar
de residencia o en un lugar donde pueda regresar rápidamente a mi casa en caso
de algún incidente” (Entrevista 2).
Además, esta descentralización
produjo un proceso de descubrimiento y sensibilización con la realidad social
del país. Una de las participantes del estudio compartió que:
“Antes creía que la
Plaza de Bolívar era donde debía condensarse toda la movilización por la carga
histórica y cultural de la Candelaria, pero justamente el paro 2021 me hizo
cambiar de opinión [...] Justamente la descentralización de la protesta social
en Bogotá me hizo repensarme desde mis privilegios, pues condensar las marchas
en barrios populares me permitió reflexionar sobre los lugares de la ciudad de
desconozco y desde lo que se han creado movimientos de lucha y resistencia muy
poderosos por sus contextos y medios de vida” (Entrevista 3).
La descentralización de las
manifestaciones posibilitó que gran número de marchantes escogieran los lugares
de protesta de acuerdo a la cercanía de sus viviendas, porque esto les permitió
sentirse seguras en caso de que se presentara la violencia estatal. Sin
embargo, algunos sitios sí revistieron una simbología especial para las
mujeres, como es el caso del Parque Nacional –por el feminicidio de Rosa Elvira
Cely–[4] y
por tanto estos lugares adquirieron un peso simbólico en términos de
resistencia y dignidad que se potenció con la sensación del empoderamiento de
espacios que son públicos, pero con los que las mujeres, y la ciudadanía en
general, no había desarrollado vínculos de apropiación. Durante una de las
entrevistas, una mujer manifestó que:
“En el parque
nacional si tengo un vínculo emocional y es que ahí hay una placa en honor y
recordación a Rosa Elvira Cely que en paz descansé la
cual fue violada, empalada y torturada en ese parque. Y todo lo que ella sufrió
por ser mujer fue algo que me marcó y dolió profundamente” (Entrevista 9).
En este sentido, algunos espacios de
la ciudad que habían ganado importancia en las movilizaciones feministas, como
la Plaza de la Hoja –más cerca al sur de la ciudad, donde viven la mayoría de
personas de bajos recursos– y el mismo Parque Nacional, adquirieron
protagonismo para toda la ciudadanía, pero especialmente para las mujeres. Una
de las entrevistadas mencionó que: “lugares como la Plaza de la hoja son
fundamentales para las mujeres y para el movimiento feminista, pues detrás
tienen un significado muy importante respecto a la protesta y al reclamo de
ciertas problemáticas y desigualdades sociales” (Entrevista 1).
Estos lugares fueron elegidos porque
ya las mujeres ya habían creado vínculos con ellos y estos lazos estaban
fundados en sucesos violentos y de vulneración de derechos, como se evidencia
en el siguiente apartado: “Por eso son elegidos, son lugares de vulneración
en los que se encarna la desidia y la rabia y representan a lo que nos
resistimos y queremos transformar” (Entrevista 12).
Estos lugares elegidos para hacer
resistencia, estrecharon su identidad con las mujeres por la violencia machista
vivida allí, la Plaza de la Hoja permaneció como un escenario de
reivindicaciones puntualmente feministas y aunque las mujeres estuvieron
presentes en todos los espacios de las marchas, la significación de estos
lugares continuó siendo de, por y para ellas.
Las prácticas de resistencia
sociales, como maneras colectivas de enfrentarse al establecimiento, usualmente
contienen varios tipos de violencia y hacen parte de las elecciones de las
mujeres cuyos cuerpos/emociones habitaron estos espacios de oposición. Pusieron
en evidencia las relaciones de poder desiguales y las vulneraciones de los
derechos humanos.
Las principales agresiones
registradas por los relatos de las mujeres que participaron en este estudio
provinieron del Estado, representado en la fuerza pública, y evidenciaron el sujetamiento de sus cuerpos al disciplinamiento
social, pero al mismo tiempo a través del miedo, la alegría, la vulnerabilidad
y las redes de apoyo construidas, pusieron de manifiesto las rupturas que
históricamente también han venido logrando.
Por consiguiente, parar dio paso a
la apropiación de sí mismas, de sus discursos y sus nuevas formas de narrarse.
El tiempo del paro fue liberador y empoderador, en
tanto tejieron redes de apoyo que gestaron una nueva forma de cartografiar los
cuerpos habitados, resignificando su deber ser, adentrándose a una
desobediencia que en palabras de Gago (2019: 23) se da por “la continua
expropiación de nuestras energías vitales, expoliadas en rutinas agotadoras”.
De tal forma que el parar las puso en pie de lucha y dio un horizonte de
sentido.
Es importante
resaltar que, aunque la motivación para participar en las manifestaciones no se
centraba principalmente en cuestiones específicas de la opresión de las mujeres
en la sociedad, se destacó una conciencia activa al ocupar los espacios de
protesta. Una manifestación concreta de esta conciencia se manifestó a través
de la formación de grupos y redes de apoyo entre las mujeres, lo que les
permitió visibilizarse como un cuerpo unificado, brindarse apoyo mutuo y, de
esta manera, resistir en conjunto.
En este
sentido, es relevante resaltar que, durante este paro, los cuerpos de las
mujeres continuaron siendo objeto de dominio y control, evidenciando la carga
histórica de confrontación de poderes, pero desde ese lugar también las redes
de apoyo se erigieron como un medio de resistencia, no solo por el cuidado,
sino también porque ante cada agresión la solidaridad entre las mujeres se fortaleció.
Lo anterior podría interpretarse, no solo como una forma poderosa de
resistencia, sino como disruptiva con miras a transformar radicalmente el
cuerpo/emoción de las mujeres en la sociedad, especialmente en esta clase de
escenarios en los que históricamente se han visibilizado los hombres.
A través de algunas prácticas performativas emergieron narrativas sobre el cuerpo de las
mujeres, evidenciando algunos discursos tradicionales, pero también
resignificando, como una manera de resistencia, estos relatos patriarcales. El
cuerpo como soberanía, expresado por algunas de las participantes y reflejado
en varias de las fotografías, fue quizás la afirmación más contundente que
invitó a despatriarcalizar los cuerpos de mujeres.
Por último, es relevante destacar
que la descentralización de los escenarios durante este paro nacional, permitió
a la
Finalmente, este estudio considera
importante subrayar otro tipo de conocimiento que resulta de este proceso
investigativo, en cuanto a lo metodológico, y es reconocer la narrativa como
una potencia que va mucho más allá de recabar datos, sino, sobre todo, permite realizar análisis más profundos de una realidad
tan significativa como esta y de otro lado, el uso de las imágenes como lugar
de enunciación tanto de sus protagonistas, las mujeres, como de quien toma la
imagen. También dio nuevas herramientas, no sólo técnicas sino analíticas, para
nutrir la reflexión y el análisis. La imagen y sus narrativas tuvieron gran
importancia en el proceso de desarrollo y visibilización de esta investigación
y permitió a las investigadoras la posibilidad de llegar de otras formas a la
población.
Bibliografía
Archila, Mauricio (2022): Protestar en Colombia es un oficio de valientes. Cerosetenta. Entrevistado
por Natalia Arenas”. Disponible en: https://cerosetenta.uniandes.edu.co/protestar-en-colombia-es-un-oficio-de-valientes-mauricio-archila/ [12/08/2022].
Arráez, Morella; Calles, Josefina
Bonetto, María Julia (2016): “El uso de la
Fotografía en la investigación social”. En: Revista
latinoamericana de metodología de la investigación social, n
Butler, Judith. (2010): Marcos de guerra: las vidas
lloradas. Barcelona: Paidós Iberica.
_____. (2015): Cuerpos
aliados y lucha política. Barcelona: España. Editorial de Espasa Libros, S.
L. U.
_____. (2017): “Vulnerabilidad
corporal, coalición y la política de la calle” En: Nómadas, n
Castillo Gallardo, M. (2013): “Construyendo categorías para
pensar la agencia política en sociedades desiguales. Una reflexión sobre Arendt y Butler”. En: Revista
Internacional de pensamiento político. vol. 7, pp. 275-289.
Citro, Silvia (2009): Cuerpos significantes. Travesías de una etnografía dialéctica.
Buenos Aires: Biblos.
Fajardo Carrillo, Jessica (2021) “Organización popular en
Colombia: mujeres y diversidades sexuales desplazadas/es, desprotegidas/es,
movilizadas/es y organizadas/es, en el marco del Paro Nacional 2021”. En: Informe Nº 23 del Observatorio Políticas
Públicas y Reforma Estructural FLACSO - Buenos Aires, Argentina, n
Foucault, Michel (1983): Vigilar y castigar: Nacimiento
de la prisión. Ciudad de México: Siglo XXI.
Gago, Verónica (2019): La
potencia feminista o el deseo de cambiarlo todo. Argentina: Editorial Tinta
Limón.
García Gil, Mónica Eliana (2013): “El uso de la imagen como
herramienta de investigación”. En: Campos
en Ciencias Sociales, vol.
Garzón Vergara, J. et al. (2021): El Paro Nacional
y la Movilización Social en Colombia: ¿Cómo llegamos hasta aquí y qué puede
venir? Research Report.
Bogotá, Colombia: Fundación Ideas para la Paz.
Guerrero Bejarano, María Auxiliadora (2016): “La
Investigación Cualitativa”. En: INNOVA Research Journal, vol. 1, n
Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz - INDEPAZ
& Temblores - Organización No Gubernamental (2021): “Cifras de violencia en
el marco del paro nacional 2021. Registros del Observatorio de Conflictividades
y Derechos Humanos de INDEPAZ y Temblores ONG” Disponible en: https://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2021/06/3.-INFORME-VIOLENCIAS-EN-EL-MARCO-DEL-PARO-NACIONAL-2021.pdf [20/08/2022].
Lagarde, Marcela (2006): “Pacto entre
mujeres. Sororidad”. En: Aportes para el
debate, n
Lamas, Marta (1996): “La perspectiva de género”. En: Revista de Educación y Cultura de la sección, n
_____. (2000): “Diferencias de sexo, género y diferencia
sexual”. En: Cuicuilco Nueva Época,
vol. 7, n
Núñez Puente, Sonia; Fernández Romero, Diana y Farné, Alessandra (2018): “Comunicación,
violencia de género y prácticas de resistencia: narrativas innovadoras para un
cambio social”. En: Teknokultura,
vol. 15, n
Pérez, Moira (2019): “Salud
y soberanía de los cuerpos: propuestas y tensiones desde una perspectiva queer”.
En: Salud Feminista. Soberanía de los
cuerpos, poder y organización. Buenos Aires: Tinta Limón, pp. 31-48
Policía Nacional (n.d.): Disponible
en: https://www.policia.gov.co/especializados/antidisturbios#:~:text=Escuadrones%20M%C3%B3viles%20Antidisturbios%20ESMAD%20%2D%20Polic%C3%ADa%20Nacional [20/08/2022].
Quintana, Laura (2019): Política
de los cuerpos. Emancipaciones desde el más allá de Jacques Ranciére.
Barcelona: Herder.
Scribano, Adrián (2016): “Cuerpos,
Emociones y Sociedad en Latinoamérica: Una mirada desde nuestras propias
prácticas”. En: Revista Latinoamericana
de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad, n
Sen, Amartya
(1985): “Well-Being, Agency and Freedom:
The Dewey Lectures 1984”.
En: The Journal
of Philosophy, vol. 82, nº. 4, pp. 169-221.
Sisma Mujer (2021): “Organizaciones de derechos de las
mujeres y de personas LGBTIQ presentan informes a la CIDH sobre violaciones a
los derechos humanos en medio de las manifestaciones”. Disponible en: https://www.sismamujer.org/wp-content/uploads/2021/08/Comunicado-_VisitaCIDH-_mujeres-y-personas-LGBTIQ_2021.06.09.pdf [15/09/2022].
Unidad de Víctimas (2020): “Reporte diferencial: víctimas
del Conflicto Armado”. Disponible en:
https://cifras.unidadvictimas.gov.co/Home/Dinamico [25/09/2022].
[1] ESMAD: Escuadrones móviles antidisturbios de la
Policía Nacional de Colombia, que tiene como misión: “Asesorar a la Jefatura
Nacional del Servicio de Policía y a las unidades policiales en la atención manejo
y control de multitudes, disturbios y restablecimiento del orden público, para
la seguridad y convivencia en el territorio nacional” (n.d.).
[2] CAI: Centros de Atención Inmediata de la Policía
Nacional destinados a ofrecer atención inmediata a la ciudadanía.
[3] Solamente en el paro nacional colombiano del 2022,
distintas organizaciones de Derechos Humanos y varias asociaciones de prensa
establecieron la violencia estatal contra los y las manifestantes así: 75
asesinatos, 83 víctimas de violencia ocular, 28 mujeres víctimas de violencia
sexual, 1,832 detenciones arbitrarias y 1,468 casos de violencia física
(INDEPAZ, Temblores ONG, 2021; Sisma Mujer, 2021).
[4] Este feminicidio, ocurrido en Colombia en el año 2012,
debido a, por un lado el nivel de barbarie y, por otro, la negligencia por
parte del Estado, generó la Ley Rosa
Elvira Cely, que tipifica por primera vez en Colombia, este tipo de
crímenes como feminicidios.